EL NINFEO ROMANO DE ALFARO

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La Rioja  / GRACCURRIS (Tarraconensis)

 

La localidad riojana de Alfaro se encuentra situada en el sureste de la Comunidad autónoma de La Rioja. El municipio de mismo nombre linda con la Comunidad foral de Navarra. A través de la N-232 se accede a Calahorra (22 km.) o Logroño (72 km.) y a escasos kilómetros de Alfaro se puede acceder a la autopista A-68 Bilbao – Zaragoza. A 2 km. de Alfaro se encuentra el yacimiento arqueológico de la ciudad romana de Graccurris.

 

La población romana de Graccurris fue fundada por Tiberio Sempronio Graco en el 179 a.C. sobre un antiguo asentamiento celtíbero llamado Ilurcis. Estaba situada en un entorno privilegiado, en la confluencia de los ríos Alhama y Aragón con el Ebro. Fue el primer asentamiento romano en el Valle del Ebro. Su ubicación fue clave para la conquista romana de la Meseta. El acceso fluvial a Graccurris, gracias a la navegabilidad del Ebro, permitía un rápido traslado de tropas para acceder a la Meseta a través del valle del río Alhama. Esta circunstancia facilitó, presumiblemente, la toma de Numancia. Formó parte del Convento Jurídico Cesaraugustano y durante el principado de Tiberio obtuvo el rango de municipium.

 

Entre los principales restos romanos de la ciudad destaca el Ninfeo, declarado Monumento Nacional. Esta construcción, del siglo II, religiosa o conmemorativa, se cree que estaba dedicada a las Ninfas del Alhama. La fuente es el único elemento que se conserva. Formaba parte de un conjunto hidráulico con presa y puente junto a la calzada romana.

 

Alfaro. Ninfeo romano (foto: graccurris)

 

En la zona de la Estrella se encuentran las bases de un puente romano y el puente de asientos oblícuos situada en la antigua calzada romana con dirección a Numancia.

 

Los romanos trajeron a estas tierras la cultura del vino; el cultivo de las vides se extendió por toda esta comarca, siendo esta preciada bebida exportada en ánforas a través del Ebro, río navegable en aquella época. Uno de los platos más típicos de La Rioja son las chuletillas al sarmiento. Las chuletillas de cordero se asan sobre una parrilla de sarmientos (tallos de la vid), se les añada una pizca de sal… y ¡a comer! Eso sí, siempre acompañadas de un buen Rioja. Otro plato a degustar, imprescindible en una visita a La Rioja, son las patatas a la Riojana. Los ingredientes de esta poción mágica son patatas, chorizo, ajo, cebolla, caldo, aceite y sal.

 

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