El Scorpio, la precisión letal de la artillería romana
La flecha mortal que cambió la guerra antigua
En los albores del siglo I a. C., cuando las legiones romanas consolidaban su dominio sobre el Mediterráneo, una máquina de guerra se convirtió en uno de los símbolos más claros de su superioridad técnica y táctica: el scorpio. Esta pieza de artillería ligera, cuyo nombre evocaba la picadura rápida y mortal del escorpión, permitió al ejército romano proyectar la violencia con una precisión desconocida hasta entonces, transformando tanto el arte del asedio como el combate en campo abierto.
HISTORIA DEL SCORPIO
La artillería de torsión no fue una invención romana. Sus orígenes se remontan a finales del siglo V a.C., cuando Dionisio I de Siracusa impulsó el desarrollo sistemático de máquinas lanzaproyectiles durante los conflictos contra Cartago. Está atestiguado el uso de catapultas en el asedio de Motya (397 a.C.). A partir de estas primeras experiencias, ingenieros griegos como Zopiro de Tarento sentaron las bases técnicas de la artillería helenística, basada en el empleo de haces de fibras torsionadas (nervi torti) como sistema de propulsión.
Roma heredó esta tradición tecnológica y la perfeccionó hasta convertirla en un instrumento plenamente integrado en la doctrina militar legionaria. El scorpio surgió como una versión reducida y altamente especializada de la ballista, concebida no para la destrucción de estructuras, sino para la eliminación selectiva de combatientes enemigos. Su tamaño compacto y su facilidad de transporte lo hacían ideal para el uso táctico inmediato.
Las principales descripciones técnicas proceden de las fuentes literarias. Marco Vitruvio Polión, en el Libro X de De Architectura, ofrece una exposición detallada del funcionamiento y proporciones de las máquinas de torsión, estableciendo un sistema modular basado en la longitud del proyectil. Estas descripciones, aunque teóricas, han demostrado una notable correspondencia con los restos arqueológicos documentados.
Vegecio, escribiendo en el siglo IV d. C., indica que la pieza conocida en su época como manubalista había recibido anteriormente el nombre de scorpio, reflejando una evolución terminológica más que una transformación radical del arma. Sus observaciones confirman la continuidad funcional de este tipo de artillería ligera en el ejército romano tardío.
Julio César proporciona, además, testimonios directos de su uso operativo. En el asedio de Avarico (52 a. C.), describe cómo un solo scorpio fue capaz de impedir los intentos galos de incendiar las estructuras romanas, ilustrando de forma clara su eficacia antipersonal. La capacidad de un único scorpio bien posicionado para mantener a raya a múltiples atacantes evidencia tanto su precisión como su impacto psicológico.

¿QUÉ ERA EL SCORPIO?
El scorpio era una máquina de artillería de torsión de pequeño formato, diseñada para lanzar proyectiles alargados con gran estabilidad y precisión. Se cree que eran necesarios 2-3 soldados para su manejo: uno para apuntar, otro para el torno, un tercero para cargar. Un scorpio experimentado podía disparar 1-2 proyectiles por minuto, una cadencia notable que explica su efectividad en combate sostenido.
Su elemento central era el capitulum, un bastidor metálico —habitualmente reforzado con hierro— que alojaba los componentes esenciales del sistema. En los laterales se disponían los modioli, cilindros generalmente de bronce, en cuyo interior se introducían las madejas de torsión formadas por tendones animales cuidadosamente trenzados. En estas fibras se insertaban los brazos (bracchia) de la máquina. La tensión se aplicaba mediante un sistema de torno (sucula) y se liberaba por medio de un mecanismo de disparo metálico y retenida, descrito con precisión por Vitruvio y confirmado por la arqueología experimental moderna.
Los ejemplares conservados en Ampurias y La Caridad indican dimensiones medias del bastidor en torno a los 50–55 cm de ancho por algo más de 40 cm de altura, lo que confirma su carácter compacto y plenamente transportable. Durante el Alto Imperio, el progresivo empleo de componentes metálicos en sustitución de la madera permitió aumentar la tensión de las madejas y, con ello, el rendimiento balístico.
El nombre scorpio no era metafórico: al igual que la picadura del animal, su impacto era rápido, preciso y, en la mayoría de los casos, letal.
PROYECTILES: LAS SAETAS DE LA MUERTE
El scorpio disparaba proyectiles conocidos como pila catapultaria, saetas de madera de entre 70 y 90 cm de longitud, rematadas por una punta de hierro piramidal diseñada para maximizar la penetración. Su eficacia no residía únicamente en la fuerza del impacto, sino en la estabilidad del vuelo y la concentración de energía en un punto reducido.
El ejemplar completo hallado en Dura-Europos resulta especialmente significativo. Este yacimiento sirio, escenario del devastador asedio sasánida del año 256 d.C., ha proporcionado uno de los testimonios más completos de artillería romana en contexto de combate real. El proyectil presenta un asta ensanchada con apéndices laterales que actuaban como barbas, incrementando el daño interno y dificultando la extracción tras el impacto.
Hallazgos de puntas similares en Numancia —donde Escipión empleó artillería de forma sistemática durante el asedio de 133 a.C., documentando uno de los primeros usos masivos de scorpii en Hispania—, así como en La Espina del Gallego o Monte Bernorio, confirman el uso generalizado de este tipo de munición en contextos de asedio y guerra abierta a lo largo de todo el territorio conquistado por Roma.
CAPACIDADES OPERATIVAS
Las reconstrucciones experimentales, basadas en las proporciones vitruvianas y en los restos arqueológicos, permiten estimar con bastante fiabilidad el rendimiento del scorpio. Su peso, entre 30 y 60 kg, facilitaba su transporte y despliegue por pequeñas dotaciones.
En tiro directo, el alcance efectivo y preciso se situaba entre los 90 y 100 metros. En tiro parabólico, podía alcanzar distancias de hasta 150–200 metros, aunque con menor exactitud. Para contextualizar estas cifras, un arquero parto alcanzaba efectivamente unos 50-70 metros, mientras que un hondero balear podía llegar a 100-150 metros pero con mucha menor precisión. La estabilidad del proyectil del scorpio y la repetibilidad del disparo explican la confianza que las fuentes antiguas depositan en esta arma.
El scorpio, pese a su robustez, requería mantenimiento especializado. Las madejas de tendón se degradaban con la humedad y el uso continuado, exigiendo un reemplazo constante. Este factor explica la presencia de talleres especializados en guarniciones fronterizas como la documentada en Carlisle, donde artesanos militares garantizaban la operatividad de la artillería.

EL SCORPIO EN LA TÁCTICA MILITAR ROMANA
La artillería estaba plenamente integrada en la estructura legionaria. El relativamente bajo coste de producción del scorpio, comparado con artillería pesada, facilitaba su proliferación. Vegecio señala que una legión estándar contaba con unas 55 piezas ligeras —scorpii o carroballistae— y alrededor de 10 ballistae pesadas.
El scorpio se empleaba en distintas tácticas militares: en campamentos, murallas y torres como arma defensiva permanente; en los asedios, con la función principal de eliminar defensores enemigos en las murallas; y en campo abierto se desplegaba para desorganizar al enemigo antes del choque directo, apuntando a oficiales y portaestandartes.
Las ballistae, en contraste, cumplían una función radicalmente diferente: la destrucción de estructuras mediante proyectiles pétreos de varios kilogramos. Requerían 8-10 operarios para su manejo, frente a los 2-3 del scorpio, y su movilidad era mucho más limitada. Esta diferenciación funcional refleja una doctrina militar extremadamente racionalizada.
EVOLUCIÓN. DEL SCORPIO A LA CHEIROBALLISTRA (QUIROBALISTA) Y LA CARROBALLISTA
El scorpio experimentó un proceso evolutivo gradual, de mejora técnica, dentro del ejército romano. Durante la República tardía y los primeros siglos del Imperio, el scorpio fue la principal arma de artillería ligera destinada al combate antipersonal: una máquina precisa y eficaz, pero construida en gran parte con madera y materiales orgánicos, sensibles al desgaste y a las condiciones ambientales de una campaña prolongada.
A finales del siglo I y comienzos del siglo II d. C., coincidiendo con la reorganización militar del Alto Imperio, se documenta una transformación relevante en estas piezas. Las representaciones de la época trajanea muestran artillería ligera con bastidores metálicos, más compactos y resistentes. En este contexto, la investigación moderna emplea el término cheiroballistra —castellanizado como quirobalista— para referirse a una ballista ligera lanzadardos que conserva el principio de torsión del scorpio, pero sustituye gran parte de la estructura de madera por hierro y bronce. El resultado fue una máquina más estable, duradera y fiable, mejor adaptada al uso intensivo en campaña.
La carroballista supuso un paso adicional, no tanto en el funcionamiento del arma como en su empleo táctico. Documentada de forma clara en la Columna Trajana, consistía en una pieza de artillería ligera montada sobre un carro, lo que permitía desplazarla con rapidez y reforzar distintos sectores del frente según las necesidades del combate. No se trataba de un nuevo tipo de arma, sino de la aplicación de un sistema de movilidad a la artillería ligera imperial.
En conjunto, la transición del scorpio a la quirobalista y a la carroballista refleja la capacidad romana para perfeccionar una tecnología ya existente, adaptándola a las exigencias de un ejército cada vez más profesional y móvil. Más que una ruptura, esta evolución muestra una continuidad técnica puesta al servicio de la eficacia militar.

REPRESENTACIONES ICONOGRÁFICAS
Las representaciones visuales de artillería romana en monumentos y estelas funerarias constituyen fuentes documentales de primer orden para el estudio de estas máquinas de guerra.
La Columna Trajana (113 d.C.)
Erigida en el año 113 d.C. para conmemorar las victorias del emperador Trajano sobre los dacios (101-102 y 105-106 d.C.), su friso helicoidal contiene aproximadamente 2.500 figuras distribuidas en 155 escenas.
La artillería aparece representada en múltiples escenas, destacando especialmente las escenas XL y LXV-LXVI, donde se muestran carroballistae con notable nivel de detalle técnico. En la escena XL, Trajano recibe a un cautivo dacio mientras al fondo se prepara una carroballista. La escena LXVI es particularmente reveladora: muestra ballistae montadas sobre las murallas de un campamento romano en posiciones defensivas, así como carroballistae tiradas por mulas, con detalles sobre la tripulación (dos operarios), el carro de dos ruedas y el arnés de los animales de tiro.

La estela funeraria de Gaius Vedennius Moderatus (finales del siglo I d.C.)
Conservada en el Museo Vaticano, esta estela representa uno de los testimonios iconográficos más detallados de un scorpio. Gaius Vedennius Moderatus fue un architectus armamentarii imperialis (ingeniero del arsenal imperial) que sirvió durante más de 40 años bajo Vespasiano y Domitiano. Tras servir diez años en la Legio XVI Gallica, fue transferido a la Cohors VIIII Praetoria, retirándose después de ocho años. Posteriormente fue llamado de nuevo al servicio como especialista en artillería durante 23 años adicionales.
Su estela muestra en uno de sus lados un scorpio con extraordinario detalle: se aprecian el bastidor reforzado con placas metálicas, las cámaras de torsión, el escudo protector frontal y otros elementos estructurales. Esta representación ha sido fundamental para la investigación moderna, proporcionando información visual que complementa las descripciones técnicas de Vitruvio. El scorpio hallado en Xanten-Wardt (1999) guarda notable similitud con la máquina representada en la estela. En otro lado del monumento aparecen una escuadra y una cerradura, símbolos de su profesión como ingeniero militar.

DÓNDE PODEMOS VER SCORPIONES ROMANOS
La arqueología ha proporcionado evidencias tangibles del scorpio en múltiples yacimientos a lo largo y ancho del Imperio Romano, desde Hispania hasta el Oriente Próximo. Apenas una veintena de hallazgos de artillería de torsión romana han sido documentados en todo el territorio del antiguo Imperio, lo que convierte cada descubrimiento en un testimonio invaluable de la tecnología militar romana.
MUSEO ARQUEOLÓGICO DE CATALUÑA – MAC BARCELONA
El capitulum descubierto en Ampurias ostenta el título del scorpio más antiguo conservado del mundo romano. En las excavaciones en el área de Neápolis de Emporion se encontraron restos metálicos, partes de un scorpio, cerca de la Puerta Sur del asentamiento. Estos restos consisten en elementos estructurales del bastidor (capitulum) con componentes de hierro y modioli de bronce, así como clavos y puntas de hierro asociadas a proyectiles utilizados por esa maquinaria.

MUSEO DE TERUEL
En 1985, las excavaciones en el yacimiento de La Caridad sacaron a la luz el capitulum de un scorpio en excepcional estado de conservación, considerado el bastidor metálico mejor preservado encontrado hasta hoy. El conjunto, aparecido en la estancia central de la Casa de Likine, conserva todo el sistema de refuerzo del armazón de madera (capitulum) y los cuatro modioli de bronce que integraban el sistema de torsión, así como los clavos, clavijas y pasadores necesarios para su sujeción.
Fechado entre los años 80-72 a.C., este hallazgo se encuadra en el contexto de las guerras sertorianas, el conflicto civil que enfrentó a las facciones de Mario y Sila en la península Ibérica. La ciudad celtíbero-romana de La Caridad fue destruida durante este periodo, preservando bajo sus ruinas un testimonio excepcional del armamento militar republicano.

MUSEO ROMANO DE XANTEN
En 1999, en una gravera a orillas del Rin, cerca de Xanten-Wardt (Renania del Norte-Westfalia, Alemania), se descubrieron los restos de un scorpio en un excepcional estado de conservación, fechado en el siglo I d. C., durante la época del Alto Imperio romano. Se recuperó gran parte del marco de madera original, permitiendo observar su estructura interna y la disposición de las cámaras de torsión con sorprendente claridad. La pieza conservada presenta un bastidor de marco relativamente pequeño, con perforaciones para los haces de torsión de alrededor de 45 mm de diámetro, notablemente menor que las dimensiones típicas descritas por Vitruvio para artillería ligera (que rondan los 79 mm según las fuentes clásicas).
Mediante análisis científicos como microscopía electrónica se identificó tejido de tendón bovino fosilizado adherido a los componentes metálicos, hecho que viene a confirmar el uso de fibras naturales en los haces de torsión de la máquina romana.

TULLIE HOUSE MUSEUM – CARLISLE
En 1999 se descubrieron dos piezas de madera de fresno que formaban parte del bastidor frontal (capitulum) de un escorpión, junto con componentes metálicos. Es un hallazgo rarísimo por conservar materia orgánica. Aparecieron durante unas excavaciones cerca del Castillo de Carlisle, en lo que parece haber sido un taller de reparaciones de la guarnición romana en el Muro de Adriano, fechado hacia el 140 d.C.
RÖMERKASTELL SAALBURG
El fuerte romano de Saalburg, ubicado en el limes germánico, ha proporcionado fragmentos de scorpii que documentan el uso de artillería en las fortificaciones fronterizas. Estos hallazgos fueron fundamentales para las reconstrucciones pioneras de E. Schramm a principios del siglo XX.

CONCLUSIÓN
El scorpio representa una de las expresiones más claras del genio militar romano: la capacidad de absorber tecnologías ajenas, perfeccionarlas y convertirlas en instrumentos sistemáticos de dominio. Su combinación de precisión, potencia y movilidad lo transformó en un arma decisiva, cuyo impacto psicológico y táctico marcó un antes y un después en la guerra antigua.
Los restos conservados en museos europeos no son simples fragmentos de metal, sino testimonios materiales de una ingeniería aplicada con una finalidad muy concreta: convertir el conocimiento técnico en supremacía militar.
MÁS INFORMACIÓN
Fuentes Primarias Vitruvio Polión, Marco: De Architectura (c. 27-23 a.C.). Traducción de Joseph Ortiz y Sanz (1787), Madrid: Imprenta Real. Disponible en Biblioteca Nacional de España. Vegecio, Flavio Renato: Epitoma Rei Militaris (c. 383-450 d.C.) César, Julio: Commentarii de Bello Gallico Estudios Especializados: Sáez Abad, Rubén (2005): Artillería y poliorcética en el mundo grecorromano. CSIC, Anejos de Gladius, Vol. 8 Marsden, Eric William (1969-1971): Greek and Roman Artillery. Oxford University Press Campbell, Duncan B. (2009): Machinery of the Roman Army. Osprey Publishing. Díez y Sáez Abad (2007): Estudios sobre artillería romana en Hispania. Madrid. Díaz Garcia, Rodrigo (2016): La poliorcética en el mundo antiguo. Los romanos y el asedio. Universidad Complutense de Madrid.
