10 descubrimientos de arqueología submarina de la Antigüedad en 2025
Los descubrimientos arqueología submarina 2025 han marcado un año excepcional para esta disciplina. Las profundidades del Mediterráneo continúan revelando tesoros que el tiempo y las aguas habían ocultado durante milenios, con hallazgos que abarcan desde barcos ceremoniales romanos hasta naufragios fenicios, pasando por ciudades sumergidas y estructuras portuarias ptolemaicas.
PRINCIPALES DESCUBRIMIENTOS DE ARQUEOLOGÍA SUBMARINA 2025 EN EL MEDITERRÁNEO
1. EL THALAMAGOS DE ALEJANDRÍA. LA BARCA CEREMONIAL DEL EGIPTO ROMANO
A finales de octubre de 2025, el arqueólogo submarino Franck Goddio y su equipo del Instituto Europeo de Arqueología Submarina anunciaron uno de los hallazgos más espectaculares de la arqueología náutica mediterránea: los restos excepcionalmente preservados de un thalamagos, embarcación ceremonial de lujo utilizada en el Egipto romano durante el siglo I d.C.
El descubrimiento tuvo lugar en el Portus Magnus de Alejandría, específicamente en el puerto de la isla real de Antirhodos, a siete metros bajo la superficie y 1,5 metros bajo los sedimentos marinos. Los restos conservados miden veintiocho metros de longitud, correspondientes a una embarcación que originalmente alcanzaba treinta y cinco metros de eslora por siete de manga. Esta anchura excepcional responde al diseño específico del barco: maximizar el espacio central para acomodar un pabellón lujosamente decorado.
Los grafitis griegos hallados en la carlinga central pueden datarse en la primera mitad del siglo I d.C. El thalamagos presenta un casco de fondo plano con arista pronunciada en la proa y popa redondeada, propulsándose exclusivamente mediante remos.
El historiador Estrabón, quien visitó Alejandría entre los años 29 y 25 a.C., documentó su uso: los alejandrinos celebraban banquetes en estas barcas con cabinas navegando entre flores de loto. El ejemplo más célebre fue el fastuoso thalamagos de Cleopatra VII, que utilizó para mostrar a Julio César las maravillas de Egipto en la primavera del año 47 a.C.
Goddio propone que la embarcación se hundió alrededor del año 50 d.C., cuando un terremoto devastador destruyó el cercano templo de Isis en Antirhodos. El arqueólogo sugiere un uso ritual para esta barca, posiblemente formando parte de la ceremonia del navigatio Iside, procesión anual que celebraba a Isis como señora de los mares, realizando un viaje ritual desde Alejandría hasta el santuario de Osiris en Canopo.
Este descubrimiento constituye el primer ejemplo físico jamás documentado de un thalamagos. Hasta ahora, el conocimiento sobre estas embarcaciones procedía exclusivamente de textos antiguos y representaciones artísticas como el mosaico del Nilo en Palestrina.

2. LOS PECIOS DE ANTALYA. TESTIMONIOS DEL COMERCIO MEDITERRÁNEO
Las costas de Antalya han proporcionado en 2025 varios descubrimientos excepcionales que testimonian la intensidad del comercio marítimo mediterráneo. En este capítulo mencionamos dos de ellos:
El ánfora bizantina de Side
En abril de 2025, arqueólogos del Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía recuperaron una ánfora de cerámica excepcional en las proximidades del antiguo puerto de Side, a entre cuarenta y cinco y cincuenta metros de profundidad. Datada entre los siglos IX y XI d.C., la pieza permanecía sellada herméticamente durante más de mil cien años.
El aspecto más fascinante es su contenido: los análisis preliminares sugieren aceitunas conservadas mediante técnicas tradicionales mediterráneas. Este descubrimiento proporciona información directa sobre las prácticas de conservación de alimentos en el mundo bizantino, demostrando la sofisticación de los métodos empleados para preservar productos alimenticios durante largos viajes marítimos.
El barco helenístico de Adrasan
En julio de 2025, el Ministerio anunció el descubrimiento de un pecio helenístico frente a las costas de Adrasan, en el distrito de Kumluca, localizado entre treinta y tres y cuarenta y seis metros de profundidad. El cargamento incluye cientos de platos y recipientes cerámicos en excelente estado, testimonio del comercio de vajilla fina durante el período helenístico.
El ministro Mehmet Nuri Ersoy se sumergió personalmente para examinar el progreso de las excavaciones dirigidas por el arqueólogo Hakan Öniz. Una vez completados los trabajos, parte del yacimiento se abrirá al turismo subacuático controlado, siguiendo el modelo de gestión sostenible del patrimonio arqueológico submarino que Turquía está implementando.

3. EL PUERTO SUMERGIDO PTOLEMAICO DE TAPOSIRIS MAGNA
El 18 de septiembre de 2025, las expediciones dirigidas por la arqueóloga Kathleen Martínez y el explorador Bob Ballard en Taposiris Magna revelaron estructuras portuarias sumergidas que han revitalizado la búsqueda de la tumba de Cleopatra.
Utilizando sistemas avanzados de cartografía submarina y vehículos operados remotamente, el equipo identificó los restos de un antiguo puerto que servía al templo. Las estructuras incluyen muelles construidos con grandes bloques de piedra caliza, columnas que permanecen erguidas bajo el agua, múltiples anclas de piedra y bronce, ánforas de cerámica y cimentaciones de edificios que probablemente funcionaron como almacenes.
El templo de Taposiris Magna, cuyo nombre significa «gran tumba de Osiris», fue construido durante el reinado de Ptolomeo II Filadelfo en el siglo III a.C. Las procesiones religiosas que partían desde Alejandría utilizaban tanto rutas terrestres como marítimas. La exploración submarina ha documentado ofrendas votivas, estatuillas religiosas y objetos ceremoniales que sugieren que el embarcadero servía funciones tanto logísticas como rituales.
El equipo ha identificado al menos tres fases constructivas distintas, evidenciando que el puerto fue ampliado y modificado durante el período ptolemaico y romano. La construcción más antigua data del siglo III a.C., mientras que las últimas modificaciones corresponden al siglo II d.C. Martínez considera que la magnitud de las instalaciones portuarias refuerza su hipótesis sobre la importancia del complejo durante el reinado de Cleopatra VII.

4. SES FONTANELLES. PREPARANDO LA EXTRACCIÓN DEL NAUFRAGIO ROMANO DE MALLORCA
En octubre de 2025, durante las Jornadas Internacionales de Arqueología Marítima celebradas en Palma de Mallorca, se presentó el plan definitivo para la extracción del pecio romano de Ses Fontanelles, uno de los yacimientos submarinos más importantes del Mediterráneo occidental.
El pecio fue identificado en 2019 frente a la costa norte de Mallorca. El cargamento incluye ánforas vinarias de diferentes tipologías procedentes de diversas regiones del Mediterráneo occidental, cerámica fina de mesa destinada al consumo de las élites urbanas, lingotes de plomo que testimonian la explotación minera de la península ibérica, y anclas y aparejos navales que nos revelan las técnicas de navegación romanas.
La datación del naufragio se sitúa en el siglo I d.C., período de máxima actividad comercial en las Baleares bajo dominio romano. Las islas funcionaban como punto intermedio en las rutas que conectaban Hispania con Italia y el norte de África.
El plan de extracción contempla la recuperación completa del pecio por fragmentos mediante fotogrametría submarina tridimensional. El barco no conserva la quilla, lo que obliga a una extracción fragmentada en segmentos de entre cien y ciento cincuenta kilogramos. Los fragmentos serán trasladados al Castillo de San Carlos para su desalinización y estabilización durante dieciocho meses, antes de su reconstrucción y exposición definitiva en el Museo de Mallorca. Esta metodología responde a los estándares internacionales de conservación del patrimonio subacuático establecidos por la UNESCO. La extracción está programada para 2026.

5. MAZARRÓN II. EL BARCO FENICIO QUE REGRESA A LA VIDA
El 16 de enero de 2025, el ministro de Cultura Ernest Urtasun visitó el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena para anunciar una inversión de 1,2 millones de euros destinada a la conservación definitiva de Mazarrón II, el barco fenicio más antiguo y mejor conservado del Mediterráneo occidental.
Mazarrón II data del siglo VII a.C., período en que los fenicios de Tiro y otras ciudades del Levante mediterráneo establecieron colonias y factorías comerciales por todo el Mediterráneo occidental. El barco naufragó frente a la costa murciana cuando transportaba un cargamento de lingotes de plomo, metal abundante en las minas de la región que los fenicios explotaban intensivamente.
El estado de conservación de la embarcación resulta excepcional. La estructura del casco se ha preservado casi completa, permitiendo estudiar con detalle las técnicas de construcción naval fenicias. Las dimensiones son modestas: poco más de ocho metros de eslora y dos de manga. Se trataba de una embarcación costera diseñada para navegar cerca de la costa, que constituía la columna vertebral del comercio fenicio.
Han transcurrido más de treinta años desde el descubrimiento de Mazarrón II. Tras la extracción del pecio del fondo marino, las veintidós piezas recuperadas fueron transportadas al laboratorio ARQVAtec del Museo Nacional de Arqueología Subacuática en Cartagena. El proceso actual consiste en estabilizar los componentes en piscinas de agua salada, replicando las condiciones en que la madera permaneció preservada durante milenios.
La inversión de 1,2 millones de euros anunciada en enero de 2025 se destinará a la adquisición de un equipo de liofilización que permitirá deshidratar la madera de la nave garantizando su conservación mientras se respeta su integridad física. La liofilización, proceso mediante el cual el agua congelada se transforma directamente en vapor sin pasar por estado líquido, evita las tensiones que provocaría un secado convencional y que causarían deformaciones o fracturas en la madera debilitada.

6. EL NAUFRAGIO GRIEGO DE SICILIA: VEINTICINCO SIGLOS BAJO EL MAR
En diciembre de 2024, arqueólogos submarinos anunciaron el descubrimiento de un naufragio griego de aproximadamente dos mil quinientos años de antigüedad frente a las costas de Santa Maria del Focallo, en Ispica, provincia de Ragusa, Sicilia. El hallazgo, que forma parte del Proyecto Kaukana iniciado en 2017, alcanzó su momento más destacado en 2025 con la sexta campaña de excavación realizada entre mayo y junio.
El pecio yace a tan solo seis metros de profundidad, cubierto inicialmente por una capa de arena y rocas de aproximadamente seis metros. La datación sitúa el naufragio entre los siglos VI y V a.C., período en que Sicilia era escenario de intensos contactos entre griegos, cartagineses y poblaciones fenicias. Las colonias griegas de la isla, especialmente Siracusa, Gela y Akragas —la moderna Agrigento—, se habían convertido en ciudades prósperas que rivalizaban en riqueza y poder con las metrópolis de la Grecia continental.
La campaña de 2025, dirigida por el Departamento de Humanidades y Patrimonio Cultural de la Universidad de Udine en colaboración con la Superintendencia del Mar de la Región Siciliana, produjo hallazgos excepcionales. El equipo recuperó el mástil del barco, elemento raramente preservado en naufragios antiguos que proporciona información valiosa sobre las técnicas de navegación de la época. La cerámica de figuras negras encontrada corresponde al estilo característico del período arcaico griego, testimoniando el comercio de vajilla fina. Un pequeño alabastrón —recipiente para ungüentos— con la palabra griega «Nau» (barco) inscrita constituye un hallazgo único. Un fragmento de cuerda utilizada a bordo se ha preservado en condiciones excepcionales, permitiendo estudiar las técnicas de fabricación de aparejos navales.
Durante las excavaciones, realizadas durante cinco semanas, los arqueólogos utilizaron equipos de fotogrametría para crear un modelo tridimensional del pecio, permitiendo su estudio con mayor precisión. El proyecto ha recibido apoyo financiero de Sunk Costs Productions, que junto con Sikelia Productions —la compañía del director Martin Scorsese— está trabajando en el documental Shipwreck of Sicily.
El análisis tipológico del cargamento identifica ánforas vinarias procedentes del Egeo, recipientes para aceite de oliva y posiblemente contenedores de productos manufacturados como perfumes y tintes. Esta diversidad sugiere que el barco realizaba una ruta comercial compleja, recogiendo mercancías en diferentes puertos antes de dirigirse hacia su destino final.
Massimo Capulli, coordinador del Proyecto Kaukana y profesor de la Universidad de Udine, señala que el descubrimiento pertenece a una página de la historia en que se produjo la transición de la Grecia arcaica a la clásica, cuando griegos y cartagineses competían por el control de los mares siglos antes de que Roma dominara el Mediterráneo.

7. AENARIA, LA CIUDAD SUMERGIDA DE ISCHIA, ABRE SUS PUERTAS
En julio de 2025, la antigua ciudad romana de Aenaria, sumergida bajo las aguas de la isla italiana de Ischia, abrió oficialmente al público como primer parque arqueológico submarino visitable del Mediterráneo. El proyecto permite que buceadores y visitantes con equipo de snorkel exploren las ruinas de esta ciudad que desapareció bajo las aguas hace casi dos mil años.
Aenaria fue una próspera ciudad romana que ocupaba la parte noroccidental de Ischia durante los primeros siglos del Imperio. Su ubicación en el golfo de Nápoles, zona de intensa actividad volcánica y sísmica, determinó su destino. Una combinación de actividad volcánica, terremotos y el fenómeno del bradisismo —hundimiento gradual del terreno por causas geológicas— provocó que las construcciones quedaran progresivamente sumergidas bajo las aguas del Mediterráneo.
Las ruinas submarinas de Aenaria incluyen tramos de calzadas empedradas que conservan las rodadas dejadas por los carros romanos, cimentaciones de edificios públicos y privados que permiten reconstruir el trazado urbano, restos de muelles y estructuras portuarias que testimonian la actividad comercial, y materiales constructivos dispersos por el lecho marino: columnas, capiteles, sillares y fragmentos de mármol.
Los visitantes pueden explorar el yacimiento acompañados por guías especializados en arqueología submarina. Existen diferentes itinerarios según el nivel de los buceadores: circuitos someros a profundidades de entre tres y seis metros para practicantes de snorkel que permiten contemplar las estructuras principales, y rutas más profundas hasta doce metros para buceadores certificados que acceden a zonas de mayor interés arqueológico como las termas y el puerto.
El número de visitantes diarios está limitado para evitar el deterioro de las estructuras. Los guías submarinos reciben formación específica sobre conservación del patrimonio arqueológico. Se prohíbe tocar, mover o extraer cualquier elemento del yacimiento. Un centro de interpretación terrestre situado en el puerto de Ischia proporciona contexto mediante proyecciones audiovisuales, reconstrucciones digitales y paneles explicativos.

8. LOS BLOQUES DEL FARO DE ALEJANDRÍA: RECUPERANDO UNA MARAVILLA DEL MUNDO
En julio de 2025, el Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció la recuperación de veintidós bloques monumentales de granito procedentes de los restos sumergidos del Faro de Alejandría, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Los bloques yacían en el lecho marino del puerto oriental de Alejandría, donde cayeron tras los terremotos que destruyeron progresivamente el monumento entre los siglos X y XIV d.C.
El Faro de Alejandría, construido durante el siglo III a.C. bajo el reinado de Ptolomeo II Filadelfo, se alzaba en la isla de Pharos a la entrada del puerto de la ciudad. Con una altura estimada entre cien y ciento treinta metros según las fuentes antiguas, constituía la estructura más alta del mundo antiguo después de las pirámides de Guiza. Su luz, producida por un fuego permanente en la cúspide y amplificada mediante espejos metálicos pulidos, guiaba a los navegantes desde decenas de kilómetros de distancia.
Los bloques recuperados presentan dimensiones colosales. El mayor pesa aproximadamente setenta y cinco toneladas, evidenciando la monumentalidad de la construcción y la capacidad técnica de los ingenieros ptolemaicos. Los bloques fueron tallados en las canteras de Asuán, a más de ochocientos kilómetros al sur de Alejandría, transportados por el Nilo hasta el delta en barcazas especialmente diseñadas y finalmente llevados por mar hasta la isla de Pharos.
Algunos bloques conservan inscripciones jeroglíficas y griegas que mencionan a los faraones ptolemaicos responsables de la construcción y posteriores reparaciones del faro. Estas inscripciones proporcionan información valiosa sobre la cronología del monumento y las intervenciones arquitectónicas que sufrió durante sus aproximadamente mil quinientos años de existencia funcional.
La operación de recuperación ha exigido medios técnicos extraordinarios. Elevar bloques de decenas de toneladas desde el fondo marino requiere grúas flotantes especializadas, equipos de buceadores técnicos y sistemas de flotación controlada mediante bolsas de aire. Una vez en superficie, los bloques son transportados a instalaciones terrestres donde se someten a tratamientos de desalinización y estabilización que se prolongan durante meses.
El destino final de los bloques recuperados forma parte del ambicioso proyecto del Gran Museo Egipcio, que incluirá una sección dedicada al Faro de Alejandría y los hallazgos submarinos del puerto antiguo. La exhibición permitirá al público contemplar estos fragmentos monumentales de una de las Siete Maravillas, materializando un monumento que la mayoría de las personas conoce únicamente a través de textos antiguos y reconstrucciones artísticas.

9. EL PECIO MINOICO DE KUMLUCA: NAVEGANTES DE LA EDAD DEL BRONCE
En agosto de 2025 se publicaron los resultados definitivos de las excavaciones del pecio de Kumluca, un naufragio de la Edad del Bronce tardía localizado frente a las costas de Turquía que data de aproximadamente tres mil seiscientos años. El barco, vinculado a la civilización minoica de Creta, proporciona información excepcional sobre el comercio marítimo en el Mediterráneo oriental durante el segundo milenio a.C.
El cargamento recuperado incluye lingotes de cobre con la característica forma de piel de buey que facilitaba su transporte y manipulación, ánforas minoicas decoradas con motivos marinos característicos del estilo neopalacial cretense, cerámicas de diferentes tipologías que evidencian contactos con múltiples regiones, herramientas de bronce que revelan técnicas metalúrgicas avanzadas, objetos de marfil trabajado procedentes del comercio con el Levante y el norte de África, y joyería de oro que testimonia el lujo y la sofisticación alcanzados por las élites de la Edad del Bronce.
Esta diversidad evidencia que se trataba de un mercante que transportaba tanto materias primas como productos manufacturados, conectando diferentes regiones del Mediterráneo oriental en redes comerciales complejas. Los lingotes de cobre constituyen el elemento más significativo del cargamento. El análisis de isótopos de plomo permite identificar la procedencia del metal con precisión notable, revelando que provenía de minas de Chipre, el principal proveedor de cobre del Mediterráneo oriental durante la Edad del Bronce.
Las ánforas minoicas encontradas en el pecio presentan decoraciones características del estilo marino desarrollado en Creta durante el período neopalacial, aproximadamente entre 1700 y 1450 a.C. Pulpos con tentáculos ondulantes, nautilus con caparazones espiralados, delfines saltando entre las olas y algas entrelazadas se combinan en composiciones elegantes que testimonian la estrecha relación entre los minoicos y el mar.
El análisis dendrocronológico de los restos de madera conservados ha permitido datar con precisión el momento en que los árboles fueron talados para construir el barco, proporcionando una cronología absoluta del naufragio. La madera utilizada, principalmente cedro del Líbano, era material apreciado por su durabilidad y resistencia a la putrefacción. Esta información confirma que el barco naufragó alrededor del 1600 a.C., durante el apogeo de la civilización minoica.

10. EL MERCANTE BIZANTINO DE AYVALIK: DIEZ MIL PLATOS BAJO EL MAR
En enero de 2025, arqueólogos del Museo de Arqueología Submarina de Bodrum anunciaron el descubrimiento de un barco mercante bizantino excepcionalmente bien conservado frente a las costas de Ayvalık, en el mar Egeo turco. El pecio, localizado a cuarenta y tres metros de profundidad, transportaba aproximadamente diez mil platos de cerámica, constituyendo uno de los cargamentos cerámicos más grandes jamás documentados en el Mediterráneo.
El hallazgo se produjo durante una campaña de prospección submarina sistemática realizada en las aguas del golfo de Edremit. La zona, que conecta el Egeo con los Dardanelos y el mar de Mármara, fue durante toda la Antigüedad y el período bizantino una de las rutas marítimas más transitadas del Mediterráneo oriental.
La datación preliminar sitúa el naufragio en el siglo XI d.C., período correspondiente al Imperio Bizantino medio, cuando Constantinopla controlaba todavía extensos territorios en Anatolia, los Balcanes y el Mediterráneo oriental. El cargamento de diez mil platos cerámicos plantea interrogantes fascinantes sobre la organización del comercio bizantino. La producción de semejante cantidad de vajilla requería talleres especializados capaces de fabricar series estandarizadas con calidad homogénea.
Los platos presentan formas y decoraciones características de la cerámica bizantina del siglo XI d.C. Predominan los cuencos y platos llanos con vidriado monocromo en tonos verdes, marrones y amarillos, decorados con motivos geométricos incisos o estampados. Este tipo de cerámica era de uso cotidiano en hogares urbanos bizantinos de nivel medio.
El estado de conservación del cargamento resulta excepcional. Los platos fueron cuidadosamente apilados y estibados en la bodega del barco, formando columnas compactas que se mantuvieron relativamente estables tras el naufragio. Los sedimentos marinos cubrieron gradualmente el yacimiento, creando condiciones anaeróbicas que favorecieron la preservación.
El equipo de excavación trabaja ahora en la documentación exhaustiva del yacimiento antes de proceder a la recuperación selectiva de material representativo. El director de SUDEMER, Harun Özdaş, ha señalado que el descubrimiento es sustancial y merece la creación de un museo dedicado para exhibir los artefactos recuperados.

Cada uno de estos descubrimientos de arqueología submarina aporta piezas fundamentales para reconstruir la historia marítima de las civilizaciones antiguas, demostrando que los fondos marinos del Mediterráneo constituyen un archivo histórico inagotable que continúa revelando los secretos del pasado.
