Abydos. El santuario sagrado de Osiris en Egipto
Egipto / Aegyptus
Abydos se encuentra en el Alto Egipto, en la orilla occidental del Nilo, junto a la actual localidad de Al-Balyanā, en la gobernación de Sohag. Situado a unos 135 kilómetros al norte de Luxor, constituye uno de los enclaves más antiguos y venerados de Egipto. Desde la necrópolis de los primeros faraones hasta los templos del Reino Nuevo, el lugar fue durante milenios el principal centro de culto al dios Osiris, símbolo de la resurrección y de la continuidad de la monarquía egipcia.
HISTORIA DE ABYDOS
Los orígenes de Abydos se remontan al periodo predinástico, hacia el 4000 a.C., cuando comenzó a utilizarse como lugar de enterramiento. Durante las dinastías I y II se convirtió en la necrópolis real del Egipto unificado. En el área conocida como Umm el-Qa’ab se construyeron las tumbas de Narmer, Aha y otros reyes tempranos, vinculando el lugar con los orígenes mismos de la realeza faraónica.
Con el paso de los siglos, Abydos se asoció al culto de Osiris. Se creía que aquí se encontraba la tumba del dios, lo que atrajo peregrinaciones masivas. Quienes deseaban asegurar su vida eterna dejaban estelas, ofrendas y capillas votivas en la zona, transformándola en un santuario nacional.
En el Reino Medio se levantaron templos y capillas, y en el Reino Nuevo, la ciudad alcanzó su máximo esplendor. El faraón Seti I mandó construir un gran templo funerario, completado por su hijo Ramsés II, que incluía el célebre Osireion, un cenotafio simbólico excavado bajo tierra.
Durante el periodo ptolemaico y romano Abydos perdió parte de su relevancia política, pero conservó su carácter sagrado. Los templos continuaron en uso y siguieron llegando peregrinos que buscaban participar del mito de Osiris. Aunque ya no era centro del poder, Abydos permaneció como uno de los grandes santuarios del valle del Nilo.
OMM SETI
Un capítulo singular en la historia moderna de Abydos está ligado a Dorothy Louise Eady, más conocida como Omm Seti. De origen británico, se instaló en Egipto en 1956 y vivió hasta su muerte en una casa junto al templo de Seti I, donde trabajó como dibujante y asistente del Egyptian Antiquities Service. Sus conocimientos sobre los relieves y rituales de Abydos resultaron fundamentales para la documentación del templo en la segunda mitad del siglo XX. Aunque su figura estuvo rodeada de un halo de misticismo por sus creencias personales, su labor científica es reconocida como una aportación clave al estudio del santuario.
QUÉ VER EN ABYDOS
La visita a Abydos permite recorrer algunos de los monumentos más singulares de Egipto: el majestuoso templo de Seti I con su Lista Real y el misterioso Osireion, la antigua necrópolis de Umm el-Qa’ab, el templo de Ramsés II con sus relieves bélicos y procesionales, además de joyas únicas como la Shunet el-Zebib, la pirámide de Ahmose I y la capilla funeraria de Mentuhotep II.
EL TEMPLO DE SETI I
El templo funerario de Seti I, iniciado hacia 1290 a.C. y finalizado en parte por su hijo Ramsés II, es el monumento más importante de Abydos y uno de los templos mejor conservados del Reino Nuevo. Construido en piedra caliza blanca y arenisca, presenta una peculiar planta en forma de L, que lo diferencia de la disposición ortogonal de la mayoría de los templos egipcios.
El acceso se realizaba a través de dos patios sucesivos, hoy en gran parte arruinados, que conducían a la primera sala hipóstila (24 columnas). Esta daba paso a una segunda sala hipóstila mayor (36 columnas en seis filas) . Los relieves de estas salas representan escenas en las que Seti I y Ramsés II ofrecen sacrificios y presentes a los dioses, y destacan por la finura del trazo y la policromía aún visible en algunas partes.


Desde la segunda sala hipóstila se accede a la zona más sagrada: las siete capillas principales, dispuestas en paralelo y consagradas a Osiris, Isis, Horus, Amón-Ra, Ra-Horajti, Ptah y al propio Seti I divinizado. Cada capilla conserva un santuario al fondo, donde se situaban las barcas sagradas de las divinidades utilizadas en procesiones rituales.


En el extremo sur del templo se encuentra la célebre Lista Real de Abydos. En ella, Seti I y Ramsés II aparecen ofreciendo incienso a una sucesión de setenta y seis faraones, desde Menes hasta Seti I. Esta inscripción omite deliberadamente a soberanos como Hatshepsut o Akhenatón. Este texto constituye una de las fuentes epigráficas más valiosas para reconstruir la cronología de las dinastías egipcias.


Otra de la estancias de referencia del templo, es la Sala de los Misterios de Osiris, donde se reproducen escenas con los ritos de muerte y resurrección del dios. Los techos están decorados con representaciones astronómicas que relacionan la regeneración cósmica con Osiris.

Un elemento curioso del templo es el arquitrabe donde se observan inscripciones fruto de un palimpsesto. La superposición de cartuchos de las épocas de Seti I y Ramsés II generó formas jeroglíficas que, a ojos modernos, recuerdan a transportes como aviones, helicópteros o embarcaciones.

El templo fue completado en parte por Ramsés II, quien además erigió un santuario propio en Abydos. Entre los muros del complejo se conservan también grafitos posteriores, incluidos testimonios grecorromanos y de época copta.
EL OSIREION
El Osireion, situado detrás del templo de Seti I, es un cenotafio simbólico dedicado a Osiris. Construido en granito y parcialmente excavado bajo tierra, se accede por un pasillo descendente que conduce a una sala central con enormes pilares rodeados de canales de agua. El diseño evocaba el Nun, el océano primordial, y simbolizaba la muerte y resurrección del dios.
Aunque hoy parte de la estructura permanece inundada, su carácter monumental lo convierte en uno de los espacios más enigmáticos de Abydos, concebido para materializar el mito de Osiris y reforzar el papel de la ciudad como santuario sagrado de Egipto.


LA NECRÓPOLIS DE UMM EL-QA’AB
La necrópolis de Umm el-Qa’ab, situada al suroeste del templo de Seti I, fue el primer gran cementerio real de Egipto. Aquí se enterraron los faraones de las dinastías I y II, entre ellos Narmer, Aha, Dyer, Den o Khasekhemwy, figuras clave en la unificación del país y en la consolidación del poder faraónico.
El nombre árabe significa “Madre de los Jarrones” y procede de los miles de fragmentos cerámicos que aún cubren el suelo. Son restos de ofrendas depositadas durante siglos por peregrinos que acudían a venerar a los reyes ancestrales y, más tarde, al propio Osiris, cuya tumba mítica se situaba aquí.
Hoy se conservan las estructuras en adobe y piedra de las tumbas, muchas de ellas de gran tamaño y con cámaras subterráneas. Aunque no quedan ajuares ni ornamentos, el visitante puede apreciar la magnitud de las construcciones y la disposición de los complejos funerarios, que marcan el inicio de la tradición monumental egipcia.

EL TEMPLO DE RAMSES II
Al norte del santuario de Seti I se encuentran los restos del templo de Ramsés II, construido por el hijo de Seti para honrar a Osiris y perpetuar su propia memoria en Abydos. Aunque hoy el edificio está muy arruinado, en su origen fue un conjunto de grandes dimensiones, con salas hipóstilas, patios y capillas decoradas con relieves de notable calidad.
Entre sus escenas más destacadas figura la representación de la Batalla de Qadesh, donde Ramsés II aparece como vencedor frente a los hititas, un episodio bélico repetido en otros templos del faraón. También se conservan relieves de ofrendas y procesiones divinas, que muestran el carácter religioso del santuario, dedicado a Osiris y a otras divinidades del panteón egipcio.


SHUNET EL-ZEBIB
Construida hacia el 2700 a. C. por el faraón Khasekhemwy, es uno de los recintos de adobe más antiguos y mejor conservados de Egipto. Su función era funeraria y ceremonial, vinculada al culto real y a ritos de legitimación como el heb-sed.
El visitante puede recorrer su perímetro y observar la monumental muralla exterior con fachada de nichos, que aún supera en algunos puntos los diez metros de altura. Dentro se distingue un segundo muro que protegía el núcleo ceremonial, ejemplo temprano de los recintos que más tarde rodearían las pirámides.
La Shunet el-Zebib es clave para comprender la evolución de la arquitectura real egipcia, pues anticipa soluciones que después se desarrollaron en piedra. Al recorrerla, lo más destacado es admirar la escala de sus muros, la técnica del adobe y el trazado rectangular con esquinas redondeadas que evocan un palacio simbólico en el desierto.


LA PIRÁMIDE DE AHMOSE I
En el extremo sur de Abydos se levantaba la pirámide de Ahmose I, último monumento de este tipo construido en Egipto. Erigida hacia el 1550 a. C., no fue concebida como tumba, sino como cenotafio simbólico, destinado a reforzar la conexión del faraón con el culto a Osiris y con la tradición de los grandes reyes del pasado.
El conjunto incluía un templo del valle, una gran terraza escalonada que servía de acceso y varias estructuras asociadas, entre ellas capillas vinculadas a la reina Tetisheri, abuela de Ahmose y figura clave en el linaje de la dinastía XVIII. Aunque de la pirámide apenas quedan restos de los cimientos y de los bloques de piedra caliza que la revestían, el trazado general del complejo puede aún reconocerse en el terreno.
Para el visitante, el interés principal reside en contemplar el lugar como testimonio de una transición histórica: aquí se cerraba la tradición piramidal iniciada más de un milenio antes en Saqqara y Guiza, al tiempo que se abría paso la arquitectura funeraria característica del Reino Nuevo, centrada en templos y tumbas excavadas en la roca. La pirámide de Ahmose I es, por tanto, un hito simbólico dentro de la evolución de la realeza egipcia y del papel de Abydos como santuario nacional.
CAPILLA FUNERARIA DE MENTUHOTEP II
Descubierta en 2014, se trata de una capilla de caliza de la Dinastía XI, vinculada al faraón Mentuhotep II, unificador de Egipto tras el Primer Período Intermedio. Es la capilla real más antigua documentada en Abydos. Conserva restos de relieves de ofrendas, confirmando la importancia del lugar como centro funerario ya en el Reino Medio.
OTROS LUGARES CERCANOS
La visita a Abydos puede complementarse con enclaves situados a menos de una hora de distancia.
DENDERA
A unos 100 km al sur de Abydos (1h 30 min en coche) se alza el templo de Hathor en Dendera, uno de los mejor conservados de Egipto. Destacan su gran sala hipóstila con techos astronómicos y el célebre zodiaco de Dendera, hoy en el Museo del Louvre (París).
SOHAG
Al sur, a 50 kilómetros de Abydos (aprox. 1 hora en coche), se localiza la ciudad de Sohag, sede del Museo Nacional de Sohag. Inaugurado en 2018, este museo exhibe piezas que abarcan desde el periodo predinástico hasta la época copta, muchas de ellas procedentes de excavaciones realizadas en Abydos y su región.
AKHMIM
A 45 kilómetros al sureste de Abydos (unos 50 minutos en coche) se encuentra Akhmim, la antigua Panópolis. En su plaza principal se conserva estatua colosal de Meritamun, de más de once metros de altura, así como numerosos restos fragmentados pertenecientes a estatuas del faraón Ramsés II.
MÁS INFORMACIÓN Abydos Archaeological Project. web. Abydos: the Tomb of Hor-Den. Austrian Archaeological Institute. web.
