Larache, la antigua Lixus, y el mítico Jardín de las Hespérides
Publicado el 10 de marzo de 2020. Última actualización el 25 de octubre de 2025.
Marruecos / LIXVS (Mauretania Tingitana)
La ciudad marroquí de Larache se encuentra en la costa atlántica, a unos 85 kilómetros al sur de Tánger, en la desembocadura del río Loukkos. A tan solo 3 km al noreste de la ciudad moderna, sobre una colina que domina el estuario, se alzan las ruinas de Lixus, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del norte de África.
El lugar, propuesto por Marruecos en 1995 como candidato a Patrimonio Mundial de la UNESCO, ofrece al visitante un paisaje de singular belleza, donde historia, mito y naturaleza se entrelazan. Desde su cima, la vista abarca la llanura atlántica y las aguas del Loukkos, en un entorno que la Antigüedad identificó con el legendario Jardín de las Hespérides.
HISTORIA DE LIXUS
Según la mitología griega, en Lixus se situaba el Jardín de las Hespérides, donde las ninfas custodiaban los árboles de las manzanas de oro, símbolo de la inmortalidad. Fue aquí donde Hércules, en uno de sus doce trabajos, robó las manzanas doradas como prueba de su fuerza y astucia. La asociación de este mito con el extremo occidental del mundo conocido reflejaba la fascinación de los antiguos por las tierras del fin del mundo, donde el sol se ponía sobre el océano Atlántico.
Históricamente, el asentamiento de Lixus fue fundado hacia el siglo VII a.C. por mercaderes fenicios, quienes establecieron un puerto comercial en la desembocadura del Loukkos. Bajo influencia cartaginesa en los siglos siguientes, la ciudad prosperó como enclave estratégico en las rutas que conectaban el Mediterráneo con el Atlántico.
Con la llegada de Roma, Lixus se integró en la provincia de Mauretania Tingitana, alcanzando su mayor esplendor durante el reinado del emperador Claudio (41–54 d.C.). En esta época se levantaron los principales edificios públicos y se desarrolló una activa industria de salazones de pescado y garum, producto muy apreciado en todo el Imperio. La ciudad acuñó moneda propia y se convirtió en un importante puerto vinculado a las rutas marítimas entre Tingis (Tánger) y Gades (Cádiz).
Lixus permaneció habitada hasta mediados del siglo VII d.C., cuando la expansión árabe provocó su abandono definitivo en favor de la cercana Larache, situada en la llanura costera.

QUÉ VER
El yacimiento arqueológico de Lixus ocupa más de 60 hectáreas, de las cuales solo se ha excavado en torno al 15%. Se trata de un conjunto extenso y complejo que conserva restos fenicios, púnicos, romanos y medievales. La visita, abierta oficialmente al público en 2019 tras años de restauración, se articula en torno a la acrópolis, el anfiteatro, las termas y las factorías de salazones.
LA ACRÓPOLIS DE LIXUS
La parte alta de la colina, correspondiente a la acrópolis, ofrece un recorrido entre restos de viviendas, tiendas y calles pavimentadas con losas de piedra. En algunos sectores se conservan columnas caídas en el mismo lugar donde fueron derribadas, lo que confiere al conjunto un aspecto evocador y monumental. Desde aquí se contempla un paisaje excepcional sobre el estuario del Loukkos, uno de los panoramas más hermosos del norte de Marruecos.

EL ANFITEATRO ROMANO DE LIXUS
Uno de los hallazgos más notables de Lixus es su anfiteatro romano, descubierto en 1964. Datado en el siglo I d.C., se trata del único anfiteatro conocido en Marruecos. Aunque de pequeñas dimensiones, conserva parte de la grada y del muro de contención, ofreciendo una valiosa referencia sobre la implantación del modelo urbano romano en la Mauretania Tingitana.

LAS TERMAS Y LOS MOSAICOS
Junto al anfiteatro se localizan las termas, dotadas de las salas clásicas: frigidarium, tepidarium y caldarium. Los mosaicos que decoraban el pavimento fueron en parte destruidos, aunque algunos fragmentos se conservan in situ y otros se exhiben en el Museo de Bellas Artes de Tetuán, donde constituyen una de las colecciones musivarias más importantes de Marruecos.
LAS FACTORÍAS DE SALAZONES
En la ladera occidental se sitúan las antiguas piletas de salazón, utilizadas para la producción de garum y otros productos derivados del pescado. Su buen estado de conservación permite comprender la relevancia económica de esta industria en la vida de la ciudad romana, en estrecha conexión con el comercio marítimo del Atlántico.

VISITAS CERCANAS
Desde Larache, el yacimiento de Lixus se alcanza fácilmente por la carretera N1, en apenas 10 minutos en coche (3 km). En la propia Larache, merece la pena visitar el Museo Arqueológico de la Ciudad, que conserva piezas procedentes de las excavaciones de Lixus y de otros enclaves de la región.
TÁNGER
A 45 km al norte (40 minutos por la N1) se encuentra Tánger, la antigua Tingis, capital romana de la Mauretania Tingitana, donde pueden verse tramos de muralla y vestigios del foro.
TETUÁN
También es recomendable visitar el Museo de Antigüedades de Tetuán, a 85 km al este (1 hora y 20 minutos), que alberga mosaicos, cerámicas y esculturas procedentes de Lixus, Banasa y Volubilis.
VOLUBILIS
Para quienes dispongan de más tiempo, el gran sitio arqueológico de Volubilis, Patrimonio Mundial de la UNESCO, se encuentra a 190 km al sur (3 horas y media por autopista A1), ofreciendo un recorrido completo por la arquitectura y el arte de la Mauretania romana.
