10 descubrimientos arqueológicos del Antiguo Egipto en 2025
El Antiguo Egipto mantiene intacta su capacidad para asombrar al mundo. Los descubrimientos de 2025 abarcan desde tumbas reales perdidas durante más de un siglo hasta cavidades ocultas en pirámides milenarias, pasando por genomas antiguos secuenciados y textos médicos que revelan conocimientos científicos sorprendentes. Cada hallazgo aporta nuevas piezas a un rompecabezas que lleva fascinando a la humanidad desde hace milenios.
1. LA TUMBA DE TUTMOSIS II: EL PRIMER FARAÓN HALLADO DESDE TUTANKAMÓN
El 19 de febrero de 2025, el Ministerio de Antigüedades de Egipto anunció el descubrimiento arqueológico más importante de la egiptología moderna: la tumba perdida del faraón Tutmosis II, esposo y medio hermano de la reina Hatshepsut. Se trata de la primera tumba real descubierta en la región desde que Howard Carter sacó a la luz la tumba de Tutankamón en 1922, hace más de un siglo.
La tumba, denominada C4, se encuentra en el Wadi Gabbanat el-Qurud, a 2,4 kilómetros al oeste del Valle de los Reyes en Luxor. Aunque su entrada fue identificada inicialmente en octubre de 2022, las excavaciones realizadas por la New Kingdom Research Foundation y el Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto durante 2024 y 2025 confirmaron definitivamente su verdadera identidad.
Los arqueólogos encontraron fragmentos de vasijas de alabastro con inscripciones que mencionan a Tutmosis II como rey fallecido, junto con el nombre de su esposa principal, la reina Hatshepsut, quien probablemente supervisó los ritos funerarios tras la muerte del faraón. El descubrimiento incluye muebles funerarios únicos del faraón, siendo el primer hallazgo de este tipo ya que no existían objetos funerarios de Tutmosis II en ningún museo del mundo.
La tumba sufrió graves daños poco después del sepelio del faraón cuando inundaciones la cubrieron con agua y sedimentos. Esta catástrofe natural obligó a los antiguos egipcios a trasladar la momia del faraón a un lugar seguro. La momia fue redescubierta en el famoso escondrijo de Deir el-Bahari en 1881, donde los sacerdotes de la XXI dinastía habían ocultado decenas de momias reales para protegerlas de los saqueadores. Actualmente reposa en el Museo Nacional de la Civilización Egipcia en El Cairo.
El diseño arquitectónico de la tumba marcó un punto de inflexión en la arquitectura funeraria real. El pasadizo descendente recubierto de yeso que conduce a la cámara funeraria, situada 1,4 metros más abajo que el nivel de entrada, se convirtió en el modelo para las tumbas de los subsiguientes reyes de la dinastía XVIII. Esta innovación permitió crear espacios funerarios más profundos y mejor protegidos, revolucionando la forma en que los faraones diseñaban sus moradas eternas.
Tutmosis II gobernó entre 1493 y 1479 a.C. durante los inicios de la XVIII dinastía, el período más brillante del Imperio Nuevo. Su reinado fue breve pero crucial, ya que su esposa Hatshepsut se convertiría posteriormente en una de las primeras mujeres faraón de Egipto, gobernando como regente de su hijastro Tutmosis III antes de asumir plenos poderes reales.

2. TUMBA REAL DESCONOCIDA EN ABYDOS: LA DINASTÍA PERDIDA
En abril de 2025, National Geographic anunció el descubrimiento de la tumba de un faraón desconocido de aproximadamente 3.600 años de antigüedad cerca del yacimiento arqueológico de Abydos. La tumba fue excavada en el borde del desierto al oeste del Nilo, a unos 32 kilómetros al noroeste de Luxor.
El equipo de arqueólogos estadounidenses y egipcios, dirigido por Joe Wegner de la Universidad de Pensilvania, trabajó en diciembre de 2024 y enero de 2025 sacando a la luz una estructura que claramente pertenece a un faraón por su ubicación, tamaño e inscripciones jeroglíficas. Sin embargo, el nombre del gobernante que fue enterrado allí permanece desconocido.
El faraón perteneció a una dinastía rival poco conocida que gobernó cuando Egipto estaba dividido en varios reinos. Esta dinastía, parcialmente documentada, incluye al faraón Senebkay, cuya tumba fue descubierta en 2014 por el mismo equipo. Los egiptólogos la denominan la Dinastía Perdida de Abydos, un linaje de gobernantes que controló el Alto Egipto durante el Segundo Período Intermedio, entre aproximadamente 1650 y 1600 a.C.
La tumba yace bajo unos seis metros de arena del desierto. Sus paredes de piedra caliza fueron excavadas en el lecho rocoso y el techo abovedado se construyó con ladrillos de barro siguiendo técnicas tradicionales egipcias. Las inscripciones jeroglíficas escritas en yeso sobre ladrillos en la entrada invocan a las diosas Isis y Neftis, protectoras tradicionales de los difuntos, pero el cartucho con el nombre del rey no pudo leerse debido al deterioro del yeso.
No se encontraron restos humanos en la tumba, circunstancia que impide realizar estudios de ADN antiguo que podrían haber ayudado a establecer vínculos familiares con otros miembros conocidos de la dinastía. La ausencia de la momia sugiere que la tumba fue saqueada en la antigüedad, práctica común en períodos de inestabilidad política.
Los arqueólogos creen firmemente que hay más tumbas de esta dinastía perdida en la necrópolis real de Abidos, conocida como la Montaña de Anubis. Wegner afirmó que están seguros de que hay más sepulcros por descubrir en la zona, lo que podría ayudar a reconstruir la historia de este período oscuro de la historia egipcia.
Abydos, situada en el Alto Egipto, fue uno de los centros religiosos más importantes del Antiguo Egipto. Como lugar de culto al dios Osiris, la ciudad atraía peregrinos de todo el país. Para los faraones de la dinastía perdida, ser enterrados en Abidos no solo proporcionaba prestigio sino que vinculaba su legitimidad real con las tradiciones más antiguas de la monarquía egipcia.

3. LOS 225 USHABTIS DE SHESHONQ III EN TANIS
En diciembre de 2025, el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto anunció lo que los arqueólogos catalogan como el mayor hallazgo en tumbas reales egipcias desde mediados del siglo XX. Lo que empezó como una intervención técnica de limpieza en la tumba del faraón Osorkon II se convirtió en un descubrimiento extraordinario.
La misión arqueológica francesa que trabaja en Tanis, antigua capital del Bajo Egipto durante el Tercer Período Intermedio, localizó en la cámara norte de la tumba un total de 225 ushabtis pertenecientes al faraón Sheshonq III. Estas estatuillas funerarias, destinadas a servir al difunto en el más allá realizando trabajos agrícolas y tareas cotidianas, se encontraban perfectamente conservadas, incrustadas en estratos de limo y arcilla acumulados durante siglos, en su emplazamiento original.
El hallazgo resuelve un enigma que había desconcertado a los egiptólogos durante décadas. Un sarcófago de granito sin inscripciones en la tumba de Osorkon II había sido motivo de debate constante. Con la evidencia arqueológica recién documentada, los especialistas han confirmado que corresponde a Sheshonq III, uno de los monarcas más influyentes de la XXII Dinastía.
Sheshonq III reinó durante más de medio siglo, aproximadamente entre 825 y 773 a.C., un período marcado por la fragmentación política del país. A pesar de las dificultades, logró mantener el poder en el delta del Nilo y conservó Tanis como capital dinástica. Su largo reinado le permitió acumular riqueza y llevar a cabo proyectos constructivos significativos.
Los ushabtis descubiertos presentan una calidad excepcional en su factura. Realizados en fayenza vidriada de color azul turquesa, muestran textos jeroglíficos bien preservados que invocan al difunto y detallan las funciones que debían cumplir en el más allá. La tipología de las figurillas sigue los cánones artísticos del Tercer Período Intermedio, con pelucas rayadas, brazos cruzados sobre el pecho y herramientas agrícolas miniaturizadas.

4. EL GENOMA EGIPCIO MÁS ANTIGUO SECUENCIADO
En 2025, la genética antigua proporcionó uno de los avances más significativos de la egiptología moderna. Un equipo internacional logró recuperar y secuenciar el material genético de un individuo de unos 4.500 años de antigüedad, representando el genoma egipcio más antiguo y completo hasta la fecha.
El esqueleto fue hallado en una tumba en la necrópolis de Nuwyat, enterrado dentro de una vasija de cerámica, práctica funeraria inusual que plantea interrogantes sobre su identidad social. El análisis reveló una composición genética fascinante: 80% de grupos neolíticos norteafricanos y 20% de poblaciones asiáticas occidentales. Este descubrimiento proporciona información crucial sobre las migraciones y mezclas poblacionales que dieron forma al Egipto de la era de las pirámides.
Mediante técnicas de escaneo tridimensional del cráneo, los científicos lograron reconstruir el rostro de este individuo, ofreciendo una imagen tangible de un egipcio que vivió en los albores de las grandes pirámides. El estudio de las marcas en sus huesos sugiere que era un hábil alfarero, no un trabajador de las pirámides como se podría asumir dada la época.
La reconstrucción facial muestra rasgos mediterráneos con influencias africanas, coherentes con la composición genética identificada. Los tejidos blandos fueron recreados computacionalmente basándose en estándares anatómicos, el grosor muscular típico y las características óseas específicas del individuo.
El genoma secuenciado permite además estudiar susceptibilidades a enfermedades, adaptaciones metabólicas al clima desértico y vínculos genéticos con poblaciones contemporáneas. Los análisis revelaron marcadores asociados con tolerancia a la lactosa, adaptación característica de poblaciones ganaderas, y resistencia a ciertas enfermedades parasitarias comunes en el valle del Nilo.

5. LAS CAVIDADES OCULTAS EN LA PIRÁMIDE DE MENKAURE
En noviembre de 2025, el proyecto ScanPyramids anunció la detección de dos cavidades llenas de aire detrás de la fachada oriental de la Pirámide de Menkaure (Micerino), la tercera del complejo de Giza. El hallazgo reaviva la posibilidad de que exista una entrada secreta sin descubrir en esta pirámide construida hace más de 4.500 años.
Desde 2019, el investigador Stijn van den Hoven había propuesto que un área de granito excepcionalmente pulido en la cara este podría ocultar una entrada adicional, similar a la única entrada conocida en la cara norte. Esta hipótesis, considerada especulativa por muchos egiptólogos, ha cobrado fuerza con los nuevos datos científicos.
Investigadores de la Universidad de El Cairo y la Universidad Técnica de Múnich utilizaron tres tecnologías no invasivas para estudiar el interior de la pirámide: georradar, ultrasonidos y tomografía de resistividad eléctrica. Los datos obtenidos fueron fusionados mediante una técnica denominada Image Fusion, que permite crear mapas tridimensionales de alta precisión del interior de estructuras antiguas sin necesidad de perforar o dañar la piedra.
Las mediciones revelaron dos anomalías significativas. La cavidad más profunda, situada a 1,4 metros bajo la superficie, mide aproximadamente un metro de alto por 1,5 metros de ancho. La cavidad superior, a 1,13 metros de profundidad, mide 0,9 por 0,7 metros. Ambas contienen aire, no escombros ni bloques de relleno, lo que sugiere que fueron creadas intencionadamente por los constructores.
El profesor Christian Grosse de la Universidad Técnica de Múnich señaló que la hipótesis de otra entrada es muy plausible. La coincidencia entre el acabado excepcionalmente pulido del granito exterior y la presencia de espacios de aire bajo la superficie respalda la teoría de Van den Hoven.

6. EL TESORO DE JOYAS DE KARNAK
En marzo de 2025, arqueólogos del Centro Franco-Egipcio para el Estudio de los Templos de Karnak anunciaron el descubrimiento de un tesoro de joyas de oro de dos mil seiscientos años de antigüedad en el sector noroeste del complejo templario. Las piezas, halladas en el interior de una vasija de cerámica enterrada bajo capas de escombros, habían permanecido ocultas desde la Dinastía XXVI, último período de esplendor del Egipto faraónico antes de la conquista persa.
El tesoro incluye varios anillos de oro de notable factura técnica, un amuleto triple que representa la tríada tebana formada por Amón, Mut y Khonsu, amuletos con formas de animales sagrados, un broche metálico decorado con motivos religiosos y cuentas chapadas en oro. El estado de conservación resulta excepcional, manteniéndose prácticamente intacto el brillo original del oro tras veintiséis siglos enterrados.
El amuleto de la tríada tebana reviste particular interés. Amón, el dios oculto que se convirtió en divinidad dinástica del Imperio Nuevo, aparece flanqueado por su esposa Mut y su hijo Khonsu. Esta trinidad divina constituía el centro del culto estatal en Tebas, donde el complejo de Karnak funcionaba como santuario principal. La representación conjunta de las tres divinidades en un único amuleto subraya la importancia del culto familiar divino en la religiosidad egipcia tardía.
La Dinastía XXVI, también conocida como Período Saíta, representó un intento de restauración del poder faraónico tras los turbulentos siglos de dominación asiria. Los faraones saítas promovieron un renacimiento cultural caracterizado por el retorno a formas artísticas y religiosas del Imperio Antiguo y Medio, buscando legitimar su poder mediante la conexión con las glorias del pasado.
El contexto del hallazgo plantea interrogantes fascinantes sobre por qué fueron enterradas estas joyas en el templo. Las hipótesis incluyen desde un ocultamiento de emergencia durante alguna crisis política o invasión extranjera, hasta un depósito votivo ofrendado por algún devoto, pasando por la posibilidad de que formaran parte del tesoro del templo enterrado para protegerlo de saqueadores.

7. LOS BLOQUES CON RELIEVES DE HATSHEPSUT Y TUTMOSIS III EN LUXOR
En enero de 2025, el egiptólogo Zahi Hawass anunció nuevos hallazgos arqueológicos en Luxor que incluyen artefactos desde los reinados de Hatshepsut y Tutankamón. Entre los descubrimientos destacan bloques decorados en relieve cuyos colores se mantienen casi intactos, mostrando escenas de Hatshepsut y Tutmosis III realizando diversos rituales.
Hawass describió el hallazgo afirmando que es de lo más bello que he visto en mi vida, siendo la primera vez que se ve la decoración final de un templo que data de la XVIII dinastía. Los bloques muestran policromía excepcional, con pigmentos que han sobrevivido más de 3.400 años prácticamente sin alteración gracias a las condiciones de enterramiento.
Las escenas representadas incluyen rituales de ofrenda, ceremonias de coronación y procesiones religiosas características del culto estatal faraónico. Hatshepsut aparece con las insignias reales completas, incluyendo la barba postiza ceremonial que utilizaba para afirmar su legitimidad como faraón. Tutmosis III, su hijastro y co-regente durante parte de su reinado, aparece en actitud reverente realizando ofrendas a las divinidades.
El descubrimiento incluye también monedas de cobre de períodos posteriores, juguetes infantiles que revelan aspectos de la infancia en el Antiguo Egipto, y diversos objetos cotidianos que ofrecen una ventana a la vida diaria más allá de los contextos funerarios y religiosos habitualmente documentados.

8. LA TUMBA DEL REINO MEDIO EN ASWAN
En marzo de 2025, arqueólogos egipcios e italianos descubrieron una tumba del Reino Medio en excelente estado de conservación en la región de Aswan. La sepultura, fechada aproximadamente entre 2000 y 1800 a.C., corresponde al período de la XII dinastía, una de las épocas más prósperas del Antiguo Egipto.
La tumba contenía un ajuar funerario prácticamente intacto que incluye vasijas de cerámica de diversas formas y tamaños, espejos de cobre pulido que aún reflejan imágenes después de cuatro milenios, amuletos de fayenza vidriada en tonos turquesa y verde, joyas de oro y plata con incrustaciones de piedras semipreciosas, y estatuillas ushabti perfectamente preservadas que muestran policromía original.
Las inscripciones jeroglíficas en las paredes de la cámara funeraria identifican al ocupante como un alto funcionario provincial durante el reinado de Senusret III, uno de los faraones más poderosos de la XII dinastía. El título del difunto, traducido como Supervisor de los Graneros del Alto Egipto, revela su posición en la administración real. Controlaba el almacenamiento y distribución de cereales en la región más meridional del país, función crucial en una economía basada en la agricultura del Nilo.
Aswan era un centro administrativo estratégico en el control de las rutas comerciales hacia Nubia y el acceso a las canteras de granito rosa, material extraordinariamente valorado para construcciones monumentales y sarcófagos reales.

9. LA TUMBA DEL PRÍNCIPE USEREF RE EN SAQQARA
En abril de 2025, arqueólogos egipcios anunciaron un descubrimiento que conmocionó al mundo egiptológico: la tumba del príncipe Useref Re, hijo del faraón Userkaf, fundador de la V Dinastía. Este hallazgo resulta excepcional porque reveló la existencia de un miembro de la realeza completamente desconocido que había permanecido oculto durante más de cuatro mil cuatrocientos años. El nombre de Useref Re no aparecía en ningún registro histórico, papiro o inscripción previamente conocida.
El elemento más espectacular es una puerta falsa de granito rosa de dimensiones monumentales: 4,5 metros de altura por 1,15 metros de anchura, la más grande jamás encontrada en Egipto. En la cosmovisión egipcia antigua, las puertas falsas eran umbrales simbólicos entre el mundo de los vivos y el reino de los muertos. El granito rosa, extraído de las canteras de Asuán a 650 kilómetros de distancia, era material reservado exclusivamente para la realeza.
Las inscripciones jeroglíficas revelan la posición extraordinaria del príncipe. Sus títulos incluían Príncipe Heredero, Gobernador de las Regiones de Buto y Nekhbet, Escriba Real, Ministro, Juez y Sacerdote Lector, evidenciando que era un personaje de enorme influencia política y religiosa. Frente a la puerta, los arqueólogos descubrieron una mesa de ofrendas circular de granito rojo con inscripciones detallando las ofrendas: panes, cerveza, carne de buey, aves, vino, aceites aromáticos e incienso.
El interior del complejo deparó sorpresas extraordinarias. Los arqueólogos encontraron un grupo escultórico de granito rosa que representa al faraón Djoser, constructor de la pirámide escalonada, junto a su esposa y diez hijas. Estas estatuas databan de la III Dinastía, doscientos años anterior a Useref Re. El equipo dirigido por Zahi Hawass explicó que fueron trasladadas desde la pirámide de Djoser durante el Período Tardío, probablemente relacionado con la voluntad arcaizante de ese período, cuando las élites egipcias buscaban legitimarse vinculándose con las glorias del pasado faraónico.
La exploración reveló además una segunda entrada flanqueada por bloques de granito con el cartucho del rey Neferirkare. Al norte se descubrieron trece estatuas de granito rosa representando esposas del príncipe, junto con una estatua de granito negro que presenta inscripciones de la Dinastía XXVI, confirmando que la tumba fue reutilizada mil ochocientos años después de su construcción original. La cámara funeraria principal aún no ha sido localizada, y el equipo mantiene la esperanza de encontrarla en próximas campañas.

10. EL TEMPLO DEL VALLE DEL REY NYUSERRE EN ABUSIR
En diciembre de 2025, una misión arqueológica italiana anunció el descubrimiento del Templo del Valle del rey Nyuserre Ini de la V Dinastía en Abu Ghurab, zona de Abusir, al sur de El Cairo. El hallazgo representa uno de los descubrimientos más significativos de la egiptología reciente, sacando a la luz por primera vez más de la mitad de esta estructura que había permanecido enterrada bajo sedimentos del Nilo durante más de cuatro mil cuatrocientos años.
El Templo del Valle formaba parte del complejo del templo solar de Nyuserre, uno de los dos únicos templos solares confirmados arqueológicamente en todo Egipto. Los complejos solares de la V Dinastía constaban de tres elementos: el templo solar propiamente dicho en lo alto de una colina, una calzada ascendente y el Templo del Valle junto al Nilo. Mientras que el templo solar superior de Nyuserre fue descubierto por el egiptólogo alemán Ludwig Borchardt entre 1898 y 1901, el Templo del Valle había permanecido inaccesible debido al elevado nivel freático que impedía cualquier excavación.
La misión, dirigida por Massimiliano Nuzzolo de la Academia Polaca de Ciencias en Varsovia y Rosanna Pirelli de la Universidad de Nápoles, ha conseguido documentar por primera vez más de mil metros cuadrados de la estructura, identificándola como uno de los templos del valle más grandes y prominentes de la necrópolis de Menfis. El complejo evidencia el extraordinario nivel técnico alcanzado por los constructores de la V Dinastía.
La entrada del templo, enterrada bajo 1,20 metros de limo del Nilo, ha sido completamente excavada revelando el pavimento original, una base de columna de piedra caliza y los restos de una columna circular de granito del pórtico monumental. Las excavaciones sacaron a la luz fragmentos del revestimiento original de piedra que cubría los muros del pasadizo entre la puerta de entrada y la calzada ascendente que conectaba con el templo solar superior.
Uno de los hallazgos más notables es un gran dintel de piedra inscrito con textos jeroglíficos que contienen un calendario de festivales religiosos específicos del complejo, junto con el nombre del rey Nyuserre. Este documento proporciona información directa sobre el ciclo litúrgico anual, revelando las ceremonias celebradas en honor al dios Ra. La misión también desenterró una rampa que conectaba el templo con el Nilo, permitiendo procesiones rituales que vinculaban simbólicamente el complejo con el río sagrado.
Entre los objetos recuperados destacan dos piezas de madera del antiguo juego de mesa egipcio Senet, fragmentos inscritos de piedra caliza y grandes cantidades de cerámica que abarcan desde finales del Imperio Antiguo hasta el inicio del Imperio Medio, evidenciando que el templo mantuvo actividad incluso durante los siglos de fragmentación política que siguieron al colapso del Imperio Antiguo.
Los templos solares constituyen una de las expresiones más singulares de la arquitectura religiosa egipcia. A diferencia de los templos dedicados a divinidades antropomorfas, los templos solares se estructuraban alrededor de un obelisco monumental que simbolizaba los rayos del sol. Los textos antiguos mencionan que los faraones de la V Dinastía construyeron seis templos solares, pero solo dos han sido confirmados arqueológicamente: el de Userkaf y el de Nyuserre, ambos en Abu Ghurab. El descubrimiento del Templo del Valle de Nyuserre completa nuestra comprensión de estos complejos monumentales dedicados al culto solar, cuando los faraones se proclamaron hijos directos del dios Ra.

