Giza, la necrópolis real de Khufu, Khafra y Menkaura

La meseta de Giza, situada en el límite occidental de El Cairo, constituye uno de los paisajes arqueológicos más reconocibles y estudiados del mundo antiguo. En este lugar, donde el valle fértil del Nilo comienza a dar paso a la aridez de la meseta occidental, la monarquía de la IV Dinastía egipcia erigió un conjunto funerario sin precedentes por su escala, planificación y ambición ideológica. Las pirámides de Khufu, Khafra y Menkaura, junto a la Gran Esfinge y a las construcciones asociadas, formaron un núcleo ritual concebido para asegurar la eternidad del faraón y, al mismo tiempo, representar la supremacía del poder real en el corazón del Reino Antiguo.
En Giza se integran templos, calzadas procesionales, áreas administrativas, cementerios de elites, espacios de culto, talleres artesanales y zonas de trabajo. La disposición del conjunto responde a un proyecto coordinado que se desarrolló durante aproximadamente un siglo, entre los reinados de Khufu (ca. 2589–2566 a.C.) y Menkaura (ca. 2532–2504 a.C.). Cada complejo piramidal incluía elementos estrictamente definidos —pirámide, templo funerario, calzada y templo del valle— y se relacionaba con los cementerios civiles que rodeaban el área.
Aunque la mayoría de los turistas concentra su visita en las pirámides, la meseta de Giza ofrece un conjunto de estructuras arqueológicas que permiten comprender cómo funcionaba este espacio en el contexto del Estado faraónico. Las mastabas de funcionarios, la ciudad obrera descubierta por Mark Lehner, los fosos de los barcos de Khufu y los templos del valle conservados aportan información esencial para reconstruir la vida cotidiana, la administración real y la ideología funeraria del Imperio Antiguo.
El cercano Grand Egyptian Museum (GEM), el mayor museo arqueológico del mundo dedicado a una sola civilización, alberga, entre otras piezas, el barco solar de Khufu. A este extraordinario museo le dedicamos un artículo aparte.

HISTORIA DE GIZA
El área de Menfis ya contaba con una larga tradición funeraria cuando Khufu accedió al trono. Necrópolis como Saqqara y Dahshur habían sido utilizadas por sus predecesores, pero la meseta de Giza ofrecía ventajas geológicas y simbólicas notables: estratos de caliza relativamente homogénea, una elevación natural apropiada para la monumentalidad, proximidad al valle del Nilo para el transporte de materiales y un horizonte despejado hacia el este, vinculado al ciclo solar diario.
Khufu (Keops) fue el primero en establecer su complejo funerario en la meseta, inaugurando un programa monumental que marcaría profundamente la arquitectura faraónica. Su proyecto incluía la Gran Pirámide, una de las mayores obras de ingeniería del mundo antiguo, acompañada de templos, calzadas y fosos de barcos destinados al culto funerario. Su reinado marcó el inicio del apogeo constructivo de la IV Dinastía.
El sucesor de Khufu, Khafra (Kefren), continuó el desarrollo del área con un complejo igualmente ambicioso. Su pirámide, aunque algo menor que la de su padre, se beneficia de una posición más elevada que acentúa su sentido monumental. A él se atribuye la construcción de la Gran Esfinge. El templo del valle de Khafra, construido con grandes bloques de granito, es uno de los edificios más representativos y mejor conservados del Reino Antiguo.
Menkaura, nieto de Khufu, concluyó la gran fase constructiva de la meseta. Su pirámide es notablemente más pequeña, pero destaca por su revestimiento inferior de granito. El templo funerario y el templo del valle asociados presentan peculiaridades en su diseño, probablemente debido a que parte de las obras fueron finalizadas por su sucesor Shepseskaf.
Con Menkaura concluyó la gran etapa constructiva de la meseta puesto que las siguientes dinastías optarían de nuevo por necrópolis como Saqqara, Abusir o Dahshur.
La vida cotidiana en Giza
Giza no fue únicamente un lugar funerario; funcionó también como núcleo administrativo y económico. Excavaciones recientes identificaron áreas de panaderías, cervecerías, almacenes, talleres de carpintería y metalurgia, así como barracones donde residían los equipos de trabajadores y artesanos. La organización laboral estaba estructurada en grupos especializados, con jerarquías claras, documentadas en inscripciones. Estos hallazgos confirman que la construcción de las pirámides la realizaron obreros cualificados y bien organizados, no esclavos.
Los cementerios de las elites, compuestos por mastabas de visires, sacerdotes, arquitectos y miembros de la familia real, reflejan la estructura administrativa que sostenía el culto funerario y el poder central del faraón.
Declive y reutilización del área
Tras la VI Dinastía, la actividad monumental en Giza disminuyó considerablemente. La necrópolis siguió siendo reutilizada en diferentes periodos, con enterramientos menores y restauraciones puntuales durante el Imperio Nuevo, cuando personajes ilustres como Tutmosis IV realizaron restauraciones en la Gran Esfinge.
En épocas posteriores, el lugar sufrió su expolio, un abandono parcial y la erosión natural. Sin embargo, las estructuras principales permanecieron visibles y continuaron ejerciendo una profunda fascinación en viajeros y cronistas desde época grecorromana hasta la Edad Media.
Exploración moderna y excavaciones científicas
El estudio sistemático de Giza comenzó en el siglo XIX con investigadores como Karl Richard Lepsius y Flinders Petrie. Posteriormente, las misiones del Museo de Boston y de Harvard llevaron a cabo excavaciones extensivas de mastabas y estructuras asociadas. En las últimas décadas, los trabajos dirigidos por Mark Lehner y Zahi Hawass proporcionaron una visión más detallada sobre la organización laboral y administrativa del lugar. Proyectos como ScanPyramids han introducido técnicas de termografía y muografía que permiten estudiar la estructura interna de las pirámides, avanzando en la comprensión de aspectos constructivos sin intervención invasiva.

QUÉ VER EN GIZA

PIRÁMIDE DE KHUFU
La Gran Pirámide, maravilla superviviente del mundo antiguo, representa el punto culminante de la arquitectura funeraria del Reino Antiguo. Construida originalmente con una altura de 146,6 metros, fue la estructura más alta creada por el ser humano durante más de 3.800 años. Actualmente alcanza los 138,5 metros tras la pérdida de su revestimiento de caliza blanca de Tura. Su consideración como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo procede de la tradición literaria del período helenístico, especialmente de los textos de Antípatro de Sidón (ca. 140 a. C.) y de Filón de Bizancio (siglo III a. C.), cuyas obras consolidaron este canon en la Antigüedad.
Interior accesible: La pirámide contiene un sistema de corredores y cámaras de extraordinaria complejidad arquitectónica. El acceso se realiza por una entrada situada en la cara norte, a través de la cual se accede al corredor descendente original. Posteriormente, un corredor ascendente conduce a la impresionante Gran Galería, un espacio estrecho de 47 metros de longitud y 8,5 metros de altura con un techo abovedado escalonado que representa una proeza de ingeniería estructural.
La Cámara del Rey, revestida completamente en granito de Asuán, alberga un sarcófago monolítico también de granito, carente de inscripciones. El techo de esta cámara está formado por nueve enormes bloques de granito que pesan aproximadamente 50 toneladas cada uno. Por encima existen cinco cámaras de descarga destinadas a distribuir el peso de la pirámide. La Cámara de la Reina, situada a menor altura y con un techo a doble vertiente, presenta dimensiones más reducidas y conserva un nicho en su muro oriental cuya función ceremonial es objeto de debate académico.
Ambas cámaras cuentan con conductos de ventilación (aunque su función pudo haber sido ritual más que práctica) que atraviesan la masa de la pirámide hacia el exterior, mostrando la precisión de la planificación arquitectónica original.
Exterior: En la cara oriental pueden observarse los escasos restos del templo funerario, donde se realizaban las ofrendas y ritos diarios al faraón divinizado. La estructura original estaba pavimentada con basalto negro y sus muros revestidos en caliza fina decorada con relieves.
Los fosos de los barcos solares, excavados directamente en la roca madre al sur de la pirámide, constituyen uno de los elementos más fascinantes del complejo. En 1954, el arqueólogo egipcio Kamal el-Mallakh descubrió el primer barco sellado en un foso de 171 pies, encontrando la embarcación desmantelada pero excepcionalmente preservada en 1.224 fragmentos. Esta barca de cedro del Líbano, de 43,4 metros de largo y 5,9 metros de ancho, ha sido descrita como una obra maestra de carpintería naval que podría navegar hoy si se pusiera en un lago o río.
El barco reconstruido, tras catorce años de meticuloso trabajo de restauración por Ahmed Youssef Moustafa, se trasladó al Grand Egyptian Museum en un contenedor especial con absorción de impactos. Un segundo barco, descubierto en otro foso, fue excavado por un equipo conjunto japonés-egipcio comenzando en 2009, completándose el trabajo en 2021 con aproximadamente 1.700 piezas documentadas.
La calzada de Khufu, aunque menos preservada, pudo haber alcanzado más de 800 metros de longitud. Su templo del valle permanece sin excavar, probablemente bajo las estructuras modernas del pueblo de Nazlet el-Samman.

PIRÁMIDES DE LAS REINAS
Al este de la Gran Pirámide se alzan tres pequeñas pirámides subsidiarias, designadas arqueológicamente como G1a, G1b y G1c. Estas estructuras de aproximadamente 20 metros de altura pertenecieron a las esposas y hermanas de Khufu.
G1a (Pirámide Norte): Originalmente atribuida a la reina Meritites, actualmente se considera el enterramiento secundario de la reina Hetepheres I, esposa de Snefru y madre de Khufu. Con una base de 49,5 metros y una altura original de 30,25 metros, conserva fragmentos de su revestimiento de caliza de Tura. El interior contiene un corredor descendente que gira hacia una pequeña cámara funeraria excavada en la roca. Aunque no se encontró sarcófago, el célebre pozo de Hetepheres cercano contenía su ajuar funerario, incluyendo muebles de madera recubiertos en oro y un canopo de alabastro con residuos del proceso de momificación.
G1b (Pirámide Central): Situada unos 10 metros al sur de G1a, se atribuye actualmente a la reina Meritites, aunque la evidencia no es concluyente. Habría alcanzado originalmente unos 30 metros de altura.
G1c (Pirámide Sur): Atribuida a la reina Henutsen, es la más completa de las tres según Mark Lehner, aunque Reisner afirmó que su revestimiento nunca fue terminado. Con 29,62 metros de altura original, está compuesta por tres escalones tipo mastaba. La cámara funeraria, revestida en caliza, presenta un nicho de 4 centímetros de profundidad en el muro sur cuya función permanece desconocida. Durante la dinastía XXI y XXVI se reconstruyó como santuario de culto a la diosa Isis.

PIRÁMIDE DE KHAFRA
La segunda pirámide del complejo resulta inmediatamente reconocible por conservar parte de su revestimiento original de caliza fina de Tura en la zona superior, lo que permite apreciar el aspecto brillante que tuvieron todas las pirámides en la antigüedad. Aunque ligeramente menor que la de Khufu (con una altura original de 143,5 metros frente a los 146,6), su emplazamiento en terreno más elevado y su mayor ángulo de inclinación (53° 10′) crean la ilusión óptica de que es la más grande del conjunto.
Interior accesible: El sistema de acceso presenta dos entradas en la cara norte, una característica única entre las grandes pirámides. El corredor descendente principal conduce a través de la roca y luego de la mampostería hasta alcanzar la cámara funeraria, tallada parcialmente en la roca viva y parcialmente construida con bloques de piedra. El techo a doble vertiente está formado por enormes bloques de caliza colocados en ángulo. El sarcófago de granito negro, aunque profanado en la antigüedad, permanece in situ y conserva su pulido original. La sobriedad y potencia arquitectónica de esta cámara resulta impresionante.
Exterior: El templo funerario de Khafra, aunque en ruinas, conserva mejor su planta que el de Khufu. Construido con enormes bloques de caliza local, incluía un patio porticado, almacenes para las ofrendas, y cinco nichos que probablemente albergaban estatuas del rey. Los restos visibles permiten reconstruir mentalmente el sistema ceremonial asociado al culto real.
La calzada procesional, que se extiende aproximadamente 494 metros desde el templo funerario hasta el templo del valle, conserva parcialmente sus muros laterales de caliza. Originalmente estaba techada y decorada con relieves que representaban al faraón sometiendo a enemigos y realizando ceremonias rituales.

PIRÁMIDE DE MENKAURA
La más pequeña de las tres grandes pirámides (con altura original de 65,5 metros) compensa su menor tamaño con una calidad constructiva excepcional y el uso de materiales nobles. Su núcleo de caliza local contrasta con el revestimiento inferior en granito rosa de Asuán que cubría los primeros dieciséis cursos de bloques, una característica única entre las pirámides reales.
Interior accesible: La entrada, situada en la cara norte a 4 metros de altura, conduce a un corredor descendente revestido en granito que penetra en la roca. Una primera antecámara, decorada con un elaborado sistema de paneles, precede a la cámara funeraria principal, también tallada en la roca viva y revestida completamente en granito. El techo está formado por grandes bloques colocados en ángulo, creando una falsa bóveda. El sarcófago original de basalto, profusamente decorado con la fachada de palacio, se perdió en el mar Mediterráneo en 1838 durante su transporte a Inglaterra, aunque se conservan documentos y dibujos detallados.
Exterior: El complejo funerario de Menkaura presenta peculiaridades que sugieren una finalización apresurada. El templo funerario, iniciado en caliza, fue completado en adobe por su sucesor Shepseskaf, una desviación notable de los protocolos constructivos reales. Sin embargo, conserva una planta reconocible con un patio central porticado, almacenes y capillas.
Tres pirámides subsidiarias se alinean en la cara sur, designadas como G3a, G3b y G3c. La primera, con base de piedra caliza y una superestructura que pudo ser de adobe, se atribuye a la reina Khamerernebty II. Las otras dos, más pequeñas e inacabadas, probablemente pertenecieron a otras consortes reales.
La calzada de Menkaura, la más corta con aproximadamente 608 metros, fue parcialmente construida en adobe durante la finalización apresurada del complejo por Shepseskaf, como atestiguan excavaciones recientes.

TEMPLO DEL VALLE DE KHAFRA
Este edificio representa uno de los logros arquitectónicos más notables del Imperio Antiguo y uno de los mejor preservados de su tipo. La estructura, construida con megalíticos bloques de granito rosa de Asuán (algunos pesando más de 100 toneladas), presenta una planta cuadrada de aproximadamente 45 metros de lado.
Arquitectura: La fachada fue revestida originalmente en caliza fina. El interior conserva dos salas principales: un vestíbulo en forma de T invertida y una sala hipóstila con pilares monolíticos de granito. Los muros interiores estaban revestidos con placas de granito pulido que creaban superficies reflectantes, amplificando la luz que entraba por aberturas estratégicamente situadas. El suelo, pavimentado en alabastro blanco, contrastaba dramáticamente con las paredes oscuras.
Función: En este templo se realizaban los rituales de purificación y momificación del faraón fallecido antes de que su cuerpo fuera transportado por la calzada procesional hasta su lugar de descanso final. Aquí fue descubierta la célebre estatua de diorita de Khafra protegido por el halcón Horus, una de las obras maestras de la escultura egipcia, actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo. Los nichos en los muros probablemente albergaban otras 23 estatuas del rey.

LA GRAN ESFINGE
Tallada directamente en un afloramiento de roca caliza de la meseta, la Esfinge representa una de las esculturas monolíticas más grandes del mundo antiguo. Con aproximadamente 73 metros de longitud y 20 metros de altura, combina el cuerpo de un león recostado con la cabeza de un faraón, probablemente Khafra, aunque algunos investigadores proponen fechas anteriores.
Características: La cabeza, desproporcionadamente pequeña en relación al cuerpo, conserva restos del tocado nemes real y de la barba postiza ceremonial, fragmentos de la cual se encuentran en el Museo Británico y el Museo Egipcio. La nariz, perdida en época antigua (y no por disparos napoleónicos, como afirma la leyenda popular), y la erosión diferencial de los estratos calizos confieren a la esfinge su aspecto actual desgastado.
Contexto ritual: La escultura se sitúa dentro de un foso excavado en la roca, flanqueada por el Templo de la Esfinge, estructuralmente similar al templo del valle de Khafra y construido con los mismos bloques megalíticos de piedra caliza y granito. Un segundo templo menor, situado directamente frente a las patas delanteras, añade complejidad al conjunto ceremonial.
La estela del sueño, erigida entre las patas delanteras por Tutmosis IV (1401-1391 a.C.), narra cómo el futuro faraón limpió la arena que cubría la esfinge tras recibir una promesa divina de acceder al trono. Este testimonio documenta ya en el Reino Nuevo la necesidad de restauraciones periódicas.

NECRÓPOLIS ORIENTAL
Situada al este de la pirámide de Khufu y al flanco de las pirámides de las reinas, esta área cementerial (designada arqueológicamente como Cemetery G 7000) sirvió como lugar de enterramiento para miembros de la familia de Khufu. Las mastabas, dispuestas originalmente en un patrón reticular que refleja planificación centralizada, albergan los restos de príncipes, princesas y altos funcionarios.
Mastabas destacadas:
Tumba de Meresankh III (G 7530-7540): Nieta de Khufu y esposa de Khafra, su tumba tallada en la roca presenta una excepcional decoración en relieve que constituye uno de los mejores ejemplos de arte funerario de la IV Dinastía. Los bajorrelieves de escenas de la vida cotidiana muestran actividades agrícolas, artesanos trabajando y la familia de Meresankh, proporcionando un colorido contraste con los interiores austeros y sin decorar de las pirámides. La sala principal contiene diez estatuas femeninas talladas en nichos en el muro oeste, representando probablemente a Meresankh y sus familiares. Inscripciones de cantera datan la construcción en el año 13 del reinado de Khafra.
Tumba de Seshemnufer IV: Situada al sureste de la Gran Pirámide, suele estar casi siempre abierta al público. Presenta ciervos tallados en las paredes de la sala de entrada y una cámara funeraria a la que se puede descender. La capilla de ofrendas conserva una falsa puerta elaboradamente decorada.
Mastaba de Ankhhaf (G 7510): Hijo de Snefru y visir de Khafra, su tumba es la más grande del cementerio oriental. Aquí se descubrió el extraordinario busto en estuco pintado de Ankhhaf, considerado uno de los retratos más realistas del arte egipcio, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Boston.
Otras estructuras notables: Las mastabas G 7410-7420 (Meresankh II y Horbaef) y G 7430-7440 (Minkhaf I) formaron el núcleo inicial del cementerio, datando de aproximadamente los años 17 a 24 del reinado de Khufu. En varios puntos del cementerio aún puede observarse el revestimiento de caliza perfectamente pulido en las bases de algunas estructuras.

NECRÓPOLIS OCCIDENTAL
El Campo Occidental se extiende al oeste de la pirámide de Khufu y contiene algunas de las tumbas más importantes de la IV Dinastía, pertenecientes a príncipes reales y altos funcionarios administrativos. La disposición de estas mastabas, organizadas en calles regulares, refleja la jerarquía administrativa del Estado.
Mastabas principales:
Mastaba de Hemiunu (G 4000): Visir de Khufu y posible arquitecto de la Gran Pirámide, su mastaba es una de las más grandes del campo occidental. La estatua sedente de Hemiunu, que muestra los característicos pliegues de obesidad asociados con la prosperidad y alto estatus, se encuentra en el Pelizaeus-Museum de Hildesheim (Alemania).
Cementerio G 1200: Contiene la mastaba de Wepemnofret, otro hijo de Snefru, y varias tumbas de funcionarios de alto rango. Las capillas conservan ejemplos notables de relieves que ilustran escenas de vida cotidiana, producción agrícola y actividades artesanales.
Las mastabas de este sector suelen ser más grandes que las del cementerio oriental, reflejando el alto estatus de sus ocupantes. Muchas incorporan elementos arquitectónicos sofisticados como serdabs (cámaras selladas para estatuas del ka), pozos profundos de enterramiento y capillas con falsas puertas elaboradamente decoradas.

CIUDAD OBRERA Y TALLERES
A menos de 500 metros al sur de la meseta, las excavaciones dirigidas por Mark Lehner desde 1988 revelaron un extenso complejo urbano que funcionó como centro logístico y residencial durante la construcción de las pirámides. Esta «ciudad obrera», conocido como Heit el-Ghurab, proporciona evidencia crucial sobre la organización del trabajo y desmiente definitivamente la teoría de construcción por esclavos.
En las excavaciones arqueológicas, se identificaron panaderías industriales (al menos 40 hornos) para la producción de cebada y trigo; cervecerías, ubicadas junto a las panaderías; talleres de producción de carpintería, metalurgia del cobre o procesamiento de pescado; y grandes barracones donde se alojarían los equipos de trabajadores. Se hallaron grafitis y marcas de canteros que identifican a los diferentes equipos (phyles) con nombres como «Los Amigos de Khufu» o «Los Resistentes de la Corona Blanca».
Los hallazgos confirman que trabajadores especializados, organizados en grupos jerárquicos y adecuadamente alimentados, construyeron las pirámides mediante rotaciones laborales periódicas, probablemente en forma de corvea (servicio obligatorio temporal) durante los meses de inundación del Nilo.
Este yacimiento arqueológico no se encuentra abierto al público. Tras las excavaciones, el área se rellenó con arena para su protección y conservación. Parte del terreno se encuentra actualmente bajo estructuras modernas. Solo es accesible para investigadores con permisos especiales.
CEMENTERIO DE LOS TRABAJADORES
Descubierto en 1990 por Zahi Hawass, este cementerio situado al sur de la muralla de Heit el-Ghurab contiene cientos de enterramientos modestos pero dignos que pertenecieron a artesanos, trabajadores y supervisores involucrados en la construcción de las pirámides.
Las tumbas, mucho más simples que las mastabas de la élite, consisten en pequeñas estructuras de adobe o simples fosas excavadas en la arena con cubierta abovedada. Sin embargo, su ubicación cerca del complejo piramidal y la inclusión de ajuares funerarios (aunque modestos) indican que estos individuos gozaban de cierto estatus y que su participación en el proyecto real era considerada honorable.
El análisis osteológico de los esqueletos reveló traumatismos relacionados con la realización de trabajo pesado (fracturas consolidadas, artritis laboral, deformaciones vertebrales), pero también evidencia de cuidados médicos, incluyendo amputaciones quirúrgicas que sanaron, demostrando la existencia de servicios médicos para los trabajadores.

FOSOS DE LOS BARCOS SOLARES
Al sur y este de la pirámide de Khufu se excavaron cinco fosos en la roca madre, originalmente sellados con enormes bloques de caliza. Estos fosos albergaban barcas ceremoniales asociadas al culto solar y al viaje del faraón en el más allá.
Los dos fosos meridionales, descubiertos sellados en 1954, contenían barcos completos pero desmantelados. El primer barco, magistralmente reconstruido, demuestra la sofisticación de la construcción naval egipcia del Imperio Antiguo. Fabricado principalmente con cedro del Líbano, la embarcación mide 43,4 metros de largo, 5,9 metros de ancho y 1,78 metros de profundidad. La construcción utilizó la técnica «shell-first» (casco primero), con las tablas unidas mediante espigas no claveteadas de madera de espina de Cristo y amarres de fibra de hierba Halfa.
Las características del barco, con fondo plano y sin quilla tradicional, pero con signos de haber estado en contacto con agua, han generado debate sobre su función. Pudo servir como barca funeraria que transportó el cuerpo momificado de Khufu desde Menfis hasta Giza, o como embarcación de peregrinación usada por el faraón en vida para visitar santuarios sagrados a lo largo del Nilo, siendo enterrada posteriormente para su uso en el más allá.
Los tres fosos orientales (designados como fosos 2, 3 y 4), excavados en 1843 y reexcavados en 1934-1935, fueron encontrados vacíos, aunque su forma y disposición confirman que estuvieron destinados a contener embarcaciones similares. Su vaciamiento en la antigüedad permanece sin explicación satisfactoria.

CONSEJOS DE VISITA
Las primeras horas de la mañana (7:00-9:00) ofrecen temperaturas más suaves, mejor luz para fotografía y menor afluencia turística. Los martes y miércoles suelen ser días menos concurridos. Evita las horas centrales del día (11:00-15:00) durante los meses de verano cuando las temperaturas superan los 40°C.
Una visita básica del complejo exterior requiere mínimo 3-4 horas. Si incluimos una visita al interior de una pirámide, mastabas y una exploración detallada, lo recomendable es que le destines 5-6 horas. Las personas muy interesadas en arqueología le pueden dedicar fácilmente un día completo.
Es recomendable que lleves protección solar (sombrero, gafas, protector solar de factor alto), calzado cómodo y cerrado (el terreno es irregular y arenoso), agua abundante (mínimo 2 litros por persona), ropa ligera que cubra hombros y rodillas por respeto y protección solar. Llevar una linterna pequeña puede resultar útil en el interior de las pirámides aunque no es imprescindible.
MÁS INFORMACIÓN PIRÁMIDES DE GIZA HORARIOS: Todos los días de 7:00 a 17:00. TARIFAS 2025: Adultos... EGP 700 (aprox. 14€ - nov25). Esta tarifa no cubre el acceso al interior de las pirámides, la tumba de Meresankh III, y el cementerio de los trabajadores. Acceso a la pirámide de Khufu (EGP 1000), Khafra (EGP 280), Menkaura (EGP 280), Tumba de Meresankh III (EGP 200), Cementerio de los trabajadores (EGP 700). WEB: egymonuments.gov
