Palmira, el Reino de Zenobia

Palmira
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Siria – Homs  /  PALMIRA  (Syria)

 

La milenaria ciudad de Palmira se encuentra en las inmediaciones de la población siria de Tadmur, en el centro del desierto sirio, a 215 km al nordeste de Damasco y 120 km al suroeste del Éufrates. Este enclave, Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 1980, fue durante siglos uno de los principales nudos de la Ruta de la Seda, donde las caravanas de oriente y occidente intercambiaban mercancías, lenguas y religiones. Hasta el inicio de la guerra civil siria en 2011, Palmira era uno de los destinos turísticos más visitados del país, célebre por sus templos, su vía columnada y sus necrópolis monumentales.

El estallido del conflicto alteró de manera dramática esta realidad. Entre 2015 y 2017, Palmira sufrió la ocupación y destrucción parcial por parte del Daesh, que voló algunos de sus monumentos más emblemáticos. Posteriormente, la ciudad cambió varias veces de manos y se convirtió en símbolo mundial de la devastación del patrimonio. En diciembre de 2024, Palmira pasó al control de la oposición siria tras la caída del régimen de Bashar al-Ásad, abriendo un nuevo capítulo en la difícil tarea de restaurar y proteger sus ruinas.

 

HISTORIA DE PALMIRA

Los orígenes de Tadmor, antiguo nombre de Palmira, se remontan al menos al segundo milenio antes de Cristo, según textos asirios hallados en Mari. Según la Biblia formó parte del mítico reino de Salomón. Durante la era seléucida fue un reino independiente, clave en las rutas comerciales con Persia, el subcontinente indio y la península arábiga. Palmira fue conquistada por Roma durante el principado de Tiberio (14-37 d.C.), pasando a formar parte de la provincia romana de Syria. Su pertenencia al Imperio le permitió acrecentar su importancia en el comercio con Oriente.

En el 129 d.C. fue visitada por Adriano, que la declaró ciudad libre, rebautizándola como Palmyra Hadriana.  En el año 212 d.C. Palmira obtuvo el rango de colonia. A mediados del siglo III d.C. el emperador romano Valeriano nombró gobernador de la provincia de Syria Phoenicia, a la cual pertenecía Palmira desde el año 194 d.C., a  Septimus Odenathus, que llegará hasta las puertas de la capital sasánida de Cesifonte, tras la derrota y muerte de Valeriano a manos sásanidas.

Los años gloriosos de Palmira vendrían tras el asesinato de Odenathus en el 267 d.C., cuando su mujer Zenobia toma el poder. Zenobia extenderá el reino de Palmira hacia el Oeste, llegando  hasta Bosra y Egipto (270 d.C.). Esta expansión inquieta a Roma, que en el 272 d.C., bajo el principado de Aureliano, se lanzó a la reconquista de estos lugares, recuperando Emesa y entrando en Palmira. La reina Zenobia finalmente fue detenida y llevada a Roma como prisionera.

En tiempos de Diocleciano, la ciudad fue amurallada y las legiones romanas fueron acantonadas en la zona ante la creciente amenaza sasánida. De este modo, Palmira quedó integrada en la Strata Diocletiana, la calzada militar romana que bordeaba el desierto oriental y el Limes Arabicus. El conflicto militar entre Roma y el Imperio Sasánida provocó el decaimiento del comercio, y con él el ocaso de la propia Palmira. A mediados del siglo VII d.C. se produjo la invasión musulmana, pasando la región a manos del califato de Abu Bakr, el sucesor de Mahoma.

 

vestigios de Palmira
Palmira (foto: reibai)

 

QUÉ VER EN PALMIRA

A pesar de los estragos de la guerra reciente, las ruinas de Palmira aún permiten reconocer la grandeza de la ciudad. Muchos de sus monumentos clásicos se hallan en estado de destrucción parcial, pero otros conservan su huella monumental.

 

EL TEMPLO DE BEL

La consagración del templo tuvo lugar en el año 32 d.C.,  dedicado a Baal, dios babilonio que se identifica con el Zeus griego o el Júpiter romano. Era uno de los principales atractivos de Palmira, si no el más importante, hasta su destrucción por el Daesh a finales de agosto de 2015.

El santuario estaba amurallado, contando con un patio en su interior y en el centro de éste la cella, donde se encontraba un altar y una piscina ritual. Contaba con dos estancias, norte y sur: la primera  excepcional por sus representaciones de los siete planetas y los doce signos del zodiaco, la procesión de camellos y mujeres con velo y el dios  de la fertilidad Makkabel. El templo contaba con tres puertas monumentales, siendo la principal la situada en el lado oeste.

Hoy solo quedan restos de muros y elementos dispersos, a la espera de proyectos de restauración internacional.

 

templo de Bel en Palmira antes de su destrucción por el ISIS
Palmira. Templo de Bel -antes de su destrucción- (foto: Juan Llanos)

 

LA VÍA COLUMNADA DE PALMIRA

Esta calle, flanqueada por más de 200 columnas, se corresponde con el decumano de la ciudad. Atraviesa la ciudad de noreste a sureste con una longitud de 1,2km. Comienza, en frente del templo de Bel, con un Arco Triunfal, también destruido por los radicales del Daesh. Su construcción se realizó durante el principado de Septimio Severo (193-211 d.C.), en el siglo III d.C.

Más adelante encontramos el templo de Nebo, de dimensiones más reducidas que el de Bel. Se construyó en el siglo I d.C., y sufrió modificaciones en el siglo III d.C., en honor del dios mesopotamio de la sabiduría.

 

vía columnada de Palmira
Palmira. Vía Columnada (foto: Rafael Medina)
arco triunfal de Palmira
Palmira. Arco triunfal (foto: Dan)

 

Siguiendo por la Vía Columnada, en el lado derecho se encuentran las Termas de Diocleciano o de Zenobia yun Nymphaeum.  Las primeras, que se identifican por cuatro columnas de granito rosa traídas de Egipto, contaban con las tres salas principales típicas de estas construcciones: caldarium (sala de agua caliente), tepidarium (sala de agua templada) y frigidarium (sala de agua fría).

Un poco más alejado de la Vía Columnada se encuentra el Templo de Baal-Shamin. Este templo estaba dedicado a este dios semítico. Su construcción se produjo en el 17 d.C., siendo reformado en las dos siguientes centurias. Este monumento fue volado en 2015. Hoy, apenas quedan ruinas consolidadas.

 

termas de Diocleciano en Palmira
Palmira. Termas de Diocleciano (foto: Egisto Sani)
templo de Baal-Shamin en Palmira
Palmira. Templo de Baal-Shamin (foto: newpalmira)

 

EL TEATRO ROMANO DE PALMIRA

Enfrente de las Termas de Diocleciano y el Nymphaem se encuentra el teatro. Se construyó en el siglo II d.C., con capacidad para 4.000 espectadores.  Detrás de éste se halla el Senado, con un pequeño patio peristilado alrededor de los asientos de los senadores. En el mismo área encontramos el Tetraphylon, en el cruce entre el cardo y el decumano,  y el Ágora.

Durante la ocupación del Daesh el teatro fue escenario de ejecuciones públicas y posteriormente sufrió daños por bombardeos, aunque su graderío sigue siendo visible.

 

teatro romano de Palmira
Palmira. Teatro romano (foto: Dan)

 

EL CAMPO DE DIOCLECIANO

La construcción de este fuerte romano se produjo bajo el gobernador de Siria Sosianus Hierocles, sobre las ruinas del Palacio de Zenobia. El principal vestigio del campamento legionario es el Principia o cuartel general, y más concretamente el conocido como Templo de los Estandartes, el lugar donde se custodiaban las insignias y estandartes de la legión..

 

Campo de Diocleciano en Palmira
Palmira. Campo de Diocleciano (foto: Juan Llanos)

 

EL VALLE DE LAS TUMBAS

Se accede a este lugar mortuorio a través de la puerta de Damasco. Los enterramientos realizados eran principalmente de dos tipos: las tumbas torre y las tumbas subterráneas. De las más interesantes son las tumbas de Kithoth, Iamliku, Elahbel, Atenatan, y el hipogeo de Yarhai. Las tumbas torre eran como palacios, con varios pisos, que se decoraban ricamente con frescos, relieves o esculturas. La tumba subterránea de los Tres Hermanos, datada en el 160 d.C., es la más importante de las construcciones funerarias de este tipo, estando decorada con impresionantes frescos de estilo sirio-helenístico.

 

torres del Valle de las tumbas en Palmira
Palmira. Valle de las tumbas (foto: Evgeni Zotov)

 

EL MUSEO DE PALMIRA

Antes de 2011 albergaba las principales piezas escultóricas de la ciudad. Fue dañado gravemente durante la guerra, con pérdida de objetos y destrucción de salas. En 2025 se han recuperado algunas piezas saqueadas, entre ellas esculturas funerarias, que han regresado a sus depósitos. Se prevé su reconstrucción futura con ayuda internacional.

PALMIRA EN EL SIGLO XXI

Los últimos años han marcado un capítulo doloroso en la historia de Palmira. El Daesh destruyó algunos de sus monumentos más emblemáticos y saqueó numerosas piezas. El arqueólogo Khaled al-Asaad fue asesinado en 2015 defendiendo el yacimiento. Entre 2016 y 2024, la ciudad cambió varias veces de manos hasta su control por la oposición en diciembre de 2024.

Un informe del CSIC documenta que más del 80 % de la ciudad moderna está destruida, y que el Tetrapylon, el teatro, Baal-Shamin y el museo presentan daños severos. Además, se han detectado excavaciones ilegales y saqueos. El oasis circundante ha perdido buena parte de su vegetación por incendios y falta de agua.

En paralelo, se han iniciado proyectos de desminado, estudios de restauración y debates sobre la reconstrucción. El Hermitage de San Petersburgo y la UNESCO han mostrado interés en apoyar la recuperación. También se han creado réplicas digitales y físicas, como la del Arco del Triunfo, para mantener viva la memoria de Palmira.

Pese a las dificultades, parte de la población ha regresado, con unos 10.000 habitantes en 2025, y los primeros turistas nacionales comienzan a visitar las ruinas. Palmira sigue siendo símbolo de la fragilidad y resiliencia del patrimonio cultural en tiempos de conflicto.

 

VISITAS CERCANAS

Aunque Palmira se alza en pleno corazón del desierto sirio, aislada y majestuosa, existen en su entorno inmediato algunos enclaves arqueológicos que permiten al viajero completar la visita en menos de una hora de trayecto por carretera. Se trata de fortalezas y palacios omeyas que, siglos después de la grandeza de Zenobia, mantuvieron la importancia estratégica de estas rutas caravaneras.

QASR AL-HEIR AL-SHARQI

A unos 60 kilómetros al noreste de Palmira (aproximadamente 55 minutos en coche) se encuentra Qasr al-Heir al-Sharqi, un imponente complejo palaciego fortificado levantado en el siglo VIII bajo el califato omeya. Sus murallas rectangulares de más de 170 metros de lado, reforzadas con torres, encerraban patios, residencias y un espacio central destinado a la administración y el control de las rutas comerciales que atravesaban el desierto. Hoy conserva restos de su monumental puerta y de varias estructuras internas que evocan la vida cortesana y militar en estas residencias del desierto.

QASR AL-HEIR AL-GHARBI

En dirección contraria, a 80 kilómetros al suroeste de Palmira (en torno a una hora de trayecto), se localiza Qasr al-Heir al-Gharbi, otra residencia omeya construida con una función semejante. Levantada también en el siglo VIII, servía como palacio de recreo y coto de caza para los califas, además de punto de control de las caravanas. De su recinto amurallado todavía se distinguen tramos de muralla, torres defensivas y espacios interiores que muestran la combinación entre arquitectura militar y vida cortesana en pleno desierto.

Ambos lugares, aunque de época posterior a la Palmira romana, permiten comprender la continuidad de este territorio como encrucijada de poder y comercio, donde los omeyas supieron aprovechar la herencia de las antiguas rutas que habían dado esplendor a la ciudad de Zenobia.

 

 

 

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