Argos, el corazón de la civilización griega

Teatro griego de Argos, uno de los más imponentes de la antigua Grecia
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Grecia – Peloponeso / ARGOS (Achaia)

 

Situada en el noreste del Peloponeso, en la fértil llanura de la Argólida, Argos es una de las ciudades más antiguas de Grecia y uno de los asentamientos con mayor continuidad histórica del mundo. Se encuentra a 40 km al suroeste de Corinto y a 12 km de Nafplio, cerca del golfo Argólico, lo que le ha otorgado una ubicación estratégica a lo largo de la historia.

Su emplazamiento, en el corazón de la Argólida y a escasa distancia del mar, le otorgó un papel determinante en la historia del Peloponeso desde la Edad del Bronce hasta la Antigüedad romana.

 

HISTORIA DE ARGOS

Desde tiempos remotos, Argos fue un punto clave en la historia de Grecia. En la época micénica, ya era un centro de poder, compartiendo protagonismo con sus imponentes vecinas Micenas y Tirinto. A diferencia de estas últimas, Argos no quedó anclada en la historia, sino que evolucionó y prosperó, convirtiéndose en uno de los núcleos más influyentes de la Grecia antigua.

Cuando Fidón gobernó en el siglo VIII a.C., Argos floreció como una de las polis más avanzadas de su tiempo. Este monarca no solo estandarizó pesos y medidas, sino que también fortaleció su ejército con una innovadora falange hoplita, una formación de combate que cambiaría la forma de hacer la guerra en toda Grecia. Sin embargo, la rivalidad con Esparta marcaría su destino. La victoria en la Batalla de Hysiae (669 a.C.) fue efímera, pues décadas más tarde, Argos sufriría un duro golpe en Sepea (494 a.C.), perdiendo parte de su hegemonía en el Peloponeso.

En tiempos de las Guerras Médicas, Argos eligió mantenerse al margen, una decisión que la dejó en un segundo plano cuando Atenas y Esparta lideraron la resistencia contra los persas. A pesar de ello, la ciudad nunca perdió su identidad ni su prestigio. Cuando Filipo II de Macedonia sometió Grecia en 338 a.C., Argos pasó a formar parte del dominio macedonio. Alejandro Magno reforzó esta integración y, más tarde, con la conquista romana en 146 a.C., la ciudad encontró un nuevo renacer bajo el manto del Imperio.

El emperador Adriano, amante de la cultura helénica, dotó a Argos de grandes renovaciones urbanísticas. A pesar de haber perdido su independencia, la ciudad mantuvo su prestigio como centro cultural, sus teatros y templos siendo testigos de la grandeza de épocas pasadas.

 

Dibujo de la antigua ciudad de Argos
Argos (foto: Carole Raddato)

QUÉ VER

Caminar por Argos es descubrir una ciudad que se niega a desaparecer. Uno de sus puntos más impresionantes es su teatro antiguo, una colosal estructura con capacidad para 20.000 espectadores. Levantado en el siglo III a.C. y ampliado en época romana, su acústica y tamaño lo convierten en una de las joyas arquitectónicas de la antigua Grecia.

El ágora de Argos, corazón comercial y político de la ciudad, aún conserva restos de templos, pórticos . En sus proximidades se encuentran los vestigios de los baños romanos, que ofrecen una visión fascinante de la vida cotidiana en la época imperial.

Dominando la ciudad desde lo alto, la fortaleza de Larisa ofrece una impresionante vista panorámica. Sus cimientos micénicos y su transformación medieval la convierten en un testimonio de la continuidad de Argos a lo largo de los siglos.

A las afueras, el Heraion de Argos, uno de los santuarios más importantes de la diosa Hera, evoca la grandiosidad de la religión y la mitología en la Antigua Grecia. No muy lejos, la Acrópolis de Aspis, con su carácter defensivo, complementa el legado militar de la ciudad.

 

EL TEATRO

Construido en el siglo III a.C. durante el período helenístico y ampliado en la época romana, el teatro de Argos es una de las estructuras teatrales más grandes de Grecia, con una capacidad estimada de 20.000 espectadores y 81 hileras de asientos. Su diseño semicircular sigue la tradición griega de aprovechar la pendiente natural para mejorar la acústica y la visibilidad.

En su fase inicial, el teatro se utilizaba para representaciones dramáticas y eventos cívicos. Durante la dominación romana, la orchestra, originalmente reservada para el coro en el teatro griego, fue modificada para albergar espectáculos más propios de la cultura romana, como luchas de gladiadores y representaciones de obras inspiradas en la mitología clásica. La estructura del teatro muestra la evolución de la arquitectura escénica en la Antigüedad, con una escena monumental que en su momento contó con columnas y decoraciones escultóricas.

 

Teatro de Argos visto desde lo alto del graderío
Teatro de Argos (foto: Andy Hay)

 

EL AGORA

El ágora de Argos fue el centro neurálgico de la ciudad, desempeñando funciones políticas, comerciales y religiosas. Por desgracia, son escasos sus vestigios visibles.

Uno de los edificios más importantes del ágora era el templo de Apolo, dedicado a una de las principales deidades de la ciudad. Su estructura sufrió diversas modificaciones a lo largo de los siglos, aunque aún se conservan restos que evidencian su importancia dentro del complejo.

Durante el período romano, el ágora experimentó una remodelación significativa con la construcción de nuevos espacios. Entre ellos, destacaban los pórticos o stoas, estructuras con columnas que rodeaban la plaza y proporcionaban sombra a los ciudadanos que realizaban actividades comerciales o sociales. Estas galerías porticadas también servían como lugares de reunión para las élites políticas y económicas de la ciudad.

Cerca del ágora, y detrás del teatro, se encuentran los restos de las termas romanas, construidas en el siglo II d.C. en tiempos del emperador Adriano. Estas instalaciones incluían una gran sala con ábside, un vestuario (apodyterium), el frigidarium (sala de agua fría) con dos piscinas laterales, una antecámara y varias salas de agua caliente (caldaria). Los restos conservados muestran el sistema de calefacción por hipocausto, con bases de ladrillo elevadas para permitir la circulación del aire caliente. Estas termas no solo cumplían una función higiénica, sino que también eran centros de reunión social, reflejando el estilo de vida romano en Argos.

 

Termas romanas de Argos
Termas romanas de Argos (foto: Carole Raddato)
Termas romanas de Argos
Termas romanas de Argos (foto: Troels Myrup)

 

LA FORTALEZA DE LARISA

Ubicada en una colina que domina Argos, la fortaleza de Larisa es una de las estructuras defensivas más antiguas de la región. Su origen se remonta a la época micénica, cuando la ciudad ya contaba con una acrópolis fortificada. Con el paso de los siglos, la fortaleza fue ampliada y reforzada, especialmente durante los períodos bizantino y veneciano.

Los restos actuales incluyen tramos de murallas ciclópeas, bastiones defensivos y una capilla bizantina dedicada a San Juan. La ubicación estratégica de la fortaleza permitía controlar el acceso a la llanura de Argos y garantizar la defensa de la ciudad en tiempos de conflicto.

 

Fortaleza de Larisa en lo alto de la colina en Argos
Fortaleza de Larisa (foto: Anita Gould)

 

EL HERAION DE ARGOS

El Heraion de Argos, situado a las afueras de la ciudad, a 8 km., fue uno de los santuarios más importantes dedicados a Hera, deidad protectora de Argos. El santuario desempeñó un papel fundamental en la vida religiosa de la ciudad y era el escenario de importantes festividades y ceremonias.

El complejo incluía un templo de orden dórico, cuya cella albergaba una estatua monumental de Hera. Junto al templo, se encontraba un altar ceremonial donde se realizaban sacrificios en honor a la diosa. Otras edificaciones anexas, destinadas a los sacerdotes y peregrinos, evidencian la función del santuario como un centro de culto panhelénico.

El templo original fue destruido por un incendio en el siglo V a.C., según relata Pausanias (2.17.7). La catástrofe ocurrió cuando Chryseis, sacerdotisa de Hera, se quedó dormida y la lámpara del santuario prendió fuego a las coronas votivas. Aunque el templo fue consumido por las llamas, los argivos decidieron mantener la estatua de Chryseis frente a los restos del edificio incendiado. Tras el desastre, se construyó un nuevo templo, diseñado por el arquitecto Eupolemos de Argos, que reemplazó la estructura original y se convirtió en el centro del culto a Hera en la ciudad.

 

Vestigios arqueológicos del Heraeion de Argos
Heraeion de Argos (foto: Carole Raddato)

 

ACRÓPOLIS DE ASPIS

situada en una colina cercana a la ciudad, funcionó como una fortificación complementaria de Argos. Su construcción data de la época micénica y su estructura defensiva fue adaptada a lo largo de los siglos.

Los vestigios actuales incluyen muros ciclópeos y restos de edificaciones que fueron utilizadas en distintos períodos históricos. La ubicación de la acrópolis proporcionaba una vista panorámica de la región, lo que la convertía en un punto estratégico de vigilancia y defensa.

 

EL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ARGOS

En pleno corazón de la ciudad, frente a la plaza de San Pedro, se alza el Museo Arqueológico de Argos. Su sede, una elegante casa neoclásica del siglo XIX, fue adaptada en 1957 para acoger los hallazgos procedentes de la ciudad y de toda la Argólida.

Al recorrer sus salas, el visitante sigue una línea de tiempo que comienza en el mundo prehistórico y culmina en la romanidad. Los objetos micénicos —vasos cerámicos, figurillas y armas— hablan de una Argos que ya comerciaba con el Egeo mucho antes de Homero. En vitrinas sucesivas, cráteras decoradas, inscripciones arcaicas y piezas de bronce muestran la evolución de la polis clásica y su papel en la historia del Peloponeso. Uno de los espacios más evocadores está dedicado a Lerna, el legendario lugar de la Hidra mitológica, con materiales del Heládico Antiguo que revelan la antigüedad del poblamiento en la región. En la galería de escultura destacan relieves votivos y copias romanas de obras griegas, entre ellas una majestuosa réplica del Hércules Farnesio.

El recorrido culmina en el patio, donde los mosaicos romanos procedentes de villas locales —con escenas de caza, temas dionisíacos y alegorías de los meses del año— devuelven al visitante al esplendor de la Argos imperial. Es un museo de escala humana, sereno y didáctico, perfecto para comprender la continuidad cultural de la ciudad.

 

VISITAS CERCANAS

Explorar Argos es abrir una puerta al corazón del Peloponeso. En torno a la ciudad, a menos de una hora por carretera, se despliegan algunos de los paisajes y enclaves arqueológicos más sobrecogedores de Grecia. Cada uno prolonga la historia de Argos como si fuera un eco distinto de su grandeza.

MICENAS

Al norte, la carretera serpentea entre colinas hasta alcanzar Micenas, apenas a quince kilómetros. Allí, las piedras ciclópeas de la Puerta de los Leones y las tumbas reales de Agamenón recuerdan los orígenes heroicos del mundo argivo. Caminar por su acrópolis es regresar al tiempo de los mitos, cuando los reyes gobernaban con cetros de oro y la memoria se escribía en tablillas de arcilla.

TIRINTO

Un poco más allá, sobre una llanura abierta al mar, se levanta Tirinto, con murallas que parecen obra de gigantes. Desde lo alto, el viajero puede distinguir la llanura de Argos, el mismo horizonte que contemplaron los arquitectos micénicos hace más de tres mil años.

EPIDAURO

Hacia el este, el camino conduce hasta Epidauro, donde el teatro del siglo IV a.C. conserva una acústica perfecta. Aún hoy, en las noches de verano, las voces de los actores se elevan sin esfuerzo desde la orchestra hasta las gradas más altas. El santuario de Asclepio, dios de la medicina, completa un conjunto que une arte, ciencia y espiritualidad.

NAFPLIO

Y al sur, a solo doce kilómetros, la costa de Nafplio ofrece un contrapunto más reciente: su fortaleza veneciana de Palamidi, las callejuelas empedradas y la luz del golfo Argólico invitan a cerrar el viaje con calma. Desde sus murallas se divisa toda la llanura de Argos, como un mapa vivo de la historia griega.

 

 

MÁS INFORMACIÓN

MUSEO ARQUEOLÓGICO DE ARGOS (Plaza de San Pedro (Áyios Petros), Argos)
HORARIOS: Invierno: Martes a domingo, 8:30 - 15:00 h. Verano: Martes a domingo, 8:30 - 19:30 h.
TARIFAS 2025: Adultos... 3€.

 

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