Las termas de Diocleciano
Publicado el 26 de octubre de 2020. Última actualización el 5 de octubre de 2025.
Italia – Roma
Las Termas de Diocleciano están estratégicamente situadas en el corazón de la Roma moderna, delimitadas por la Piazza dei Cinquecento, la Piazza della Repubblica, la Via Cernaia y la Via Volturno. Este enclave urbano no solo permite a los visitantes apreciar la grandeza de este antiguo complejo termal, sino también experimentar cómo las estructuras romanas se integraron en la trama de la Roma contemporánea.
Su proximidad a la Estación Termini, uno de los principales nodos de transporte de Roma, facilita el acceso y hace de las termas un punto de referencia esencial para explorar la historia de la Ciudad Eterna. ¿Nos acompañas?
HISTORIA DE LAS TERMAS DE DIOCLECIANO
Las Termas de Diocleciano no solo fueron el mayor complejo de baños construido en la ciudad de Roma, sino también una de las mayores proezas arquitectónicas de la Antigüedad tardía. Situadas estratégicamente entre las colinas del Viminal, el Quirinal y el Esquilino, su edificación se llevó a cabo entre los años 298 d.C. y 306 d.C. por orden del emperador Maximiano, quien las dedicó a su colega y coemperador Diocleciano. Este proyecto colosal simbolizaba el poder y la estabilidad del sistema tetrárquico instaurado por Diocleciano, un reflejo de la grandeza y la organización del Imperio Romano en su apogeo.
Con una extensión de más de trece hectáreas, las termas podían albergar simultáneamente a más de tres mil personas, lo que las convertía en un verdadero centro de vida social y cultural. Como en las célebres Termas de Caracalla, su diseño seguía el esquema típico de los complejos termales romanos, con un eje central compuesto por las cuatro estancias principales:
- Natatio: Una piscina al aire libre de proporciones monumentales, de 4,000 m² (¡el triple del tamaño de una piscina olímpica!).
- Frigidarium: La sala de baños de agua fría.
- Tepidarium: La sala de agua templada, concebida como un área de transición y relajación.
- Caldarium: El corazón del complejo, donde las aguas calientes relajaban los músculos y estimulaban los sentidos.
A ambos lados del eje central, se disponían simétricamente otras estancias funcionales y recreativas, culminando en dos grandes palestras, donde los visitantes practicaban ejercicios físicos y actividades deportivas, un componente esencial del ideal romano de «mens sana in corpore sano».
El agua que abastecía este imponente complejo provenía del Aqua Iovia, un acueducto que derivaba del legendario Aqua Marcia, conocido por la pureza de sus aguas. Esta infraestructura hidráulica estaba respaldada por una gran cisterna situada en el área que hoy ocupa la Estación Termini, cuyo nombre moderno deriva de las mismas termas. Este sistema, una obra maestra de la ingeniería romana, garantizaba el flujo constante de agua para los baños, piscinas y fuentes que daban vida a este lugar de lujo y esplendor.
LAS TERMAS DE DIOCLECIANO EN LA ACTUALIDAD
Aunque el tiempo y la historia han transformado las Termas de Diocleciano, su legado monumental sigue siendo visible en la Roma moderna. Diversas construcciones han aprovechado su estructura original, integrando el esplendor de la arquitectura romana en usos contemporáneos y renacentistas.
- Santa María degli Angeli e dei Martiri: Diseñada en el siglo XVI por Miguel Ángel Buonarroti, esta iglesia renacentista se erige sobre el espacio del caldarium. Miguel Ángel respetó la grandiosidad del diseño original, adaptándolo a un espacio de culto cristiano sin alterar su monumentalidad, creando una obra maestra donde el arte romano y renacentista convergen.
- Iglesia de San Bernardo: Construida en 1598 sobre una de las bibliotecas circulares que flanqueaban las termas, esta iglesia se alza como un recuerdo tangible del equilibrio entre tradición clásica y funcionalidad barroca.
- Museo Nacional de Arte Romano: Uno de los tesoros culturales de Roma, el museo alberga en su sede de las termas una impresionante colección de epigrafía, esculturas y objetos que narran la historia de Roma desde sus orígenes hasta la caída del Imperio. El claustro ajardinado diseñado durante el Renacimiento exhibe más de 400 esculturas y relieves, ofreciendo un recorrido por las distintas épocas de la Antigua Roma.
- Ministerio de Educación: En un contraste moderno, esta institución gubernamental ocupa parte del espacio original de las termas, simbolizando la continua reutilización del patrimonio histórico en la vida urbana.
La Piazza della Repubblica, con su forma circular, sigue la curva de la gran exedra que cerraba las termas, recordándonos la escala y el diseño arquitectónico de este complejo monumental.
LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DEGLI ANGELI
A mediados del siglo XVI, las Termas de Diocleciano yacían en ruinas, un reflejo del paso del tiempo y el abandono de una de las mayores obras de la Roma imperial. Fue entonces cuando el Papa Pío IV, en un gesto tanto espiritual como simbólico, encargó al maestro renacentista Miguel Ángel Buonarroti la tarea de transformar estos restos en una iglesia dedicada a los mártires cristianos que, según la tradición, habrían perecido durante la construcción de las termas.
Miguel Ángel, con su genio incomparable, respetó la monumentalidad y el carácter colosal de la estructura original. En lugar de modificar las imponentes dimensiones de las termas, las adaptó con sensibilidad, integrando el legado romano en su diseño eclesiástico. Así nació la majestuosa Iglesia de Santa María degli Angeli e dei Martiri, un templo que es al mismo tiempo un homenaje a la historia y un testimonio del renacimiento artístico y espiritual de su época.
- El caldarium se convirtió en el acceso principal a la iglesia, marcando la entrada a un espacio que aún conserva la grandeza de la antigua sala de agua caliente.
- El tepidarium, integrado en el espacio eclesial, actúa como una transición simbólica entre lo antiguo y lo sacro.
- El frigidarium, con su monumentalidad intacta, fue transformado en la nave central de la iglesia, ocupando incluso parte del área que en su día albergó la natatio o piscina romana.
Los espacios laterales de la iglesia abarcan las estancias simétricas que flanqueaban la nave, preservando la geometría y el equilibrio que caracterizaban a las termas. Este diseño subraya la genialidad de Miguel Ángel al crear un lugar donde el espíritu cristiano pudiera florecer sin borrar la memoria del Imperio Romano.
EL MUSEO NACIONAL ROMANO Y LAS TERMAS DE DIOCLECIANO
Las Termas de Diocleciano forman parte del prestigioso Museo Nacional Romano, una institución cultural que preserva y exhibe el rico legado de la Antigua Roma. Este museo, fundado en 1889, se consolidó como una referencia internacional a partir de la década de 1980, cuando se reorganizó en sus cuatro sedes principales: el Palazzo Altemps, la Cripta Balbi, el Palazzo Massimo y, por supuesto, el complejo de las Termas de Diocleciano.
El espacio de las termas se transformó en el Museo de la Epigrafía, una de las colecciones epigráficas más importantes del mundo. Aquí, los visitantes pueden explorar textos inscritos en piedra, metal y otros soportes, que abarcan desde el siglo VIII a.C. hasta el siglo IV d.C. Estas inscripciones ofrecen una ventana única al pasado, desde las leyes y decretos oficiales hasta epitafios, dedicatorias y grafitis que reflejan la vida cotidiana de la Roma antigua.
LA SALA OCTOGONAL
Entre los espacios más emblemáticos de las Termas de Diocleciano se encuentra la Sala Octogonal, una joya arquitectónica. Originalmente, se cree que esta estancia sirvió como un segundo frigidarium o sala de agua fría, donde los visitantes podían relajarse en un entorno amplio y bien diseñado, rodeados por la elegancia del mármol y la precisión arquitectónica que caracterizaba a los baños romanos.
Con el paso de los siglos, este espacio sufrió diversas transformaciones que reflejan la continua adaptación de las estructuras romanas a nuevos usos. En el siglo XVII, la Sala Octogonal fue utilizada como almacén de grano, una función que aprovechaba su amplitud y diseño. Más tarde, en 1928, se convirtió en un planetario, que permaneció en uso hasta 1987, cuando se decidió devolver la sala a su propósito cultural y artístico.
Hoy en día, la Sala Octogonal destaca por su impresionante cúpula, una obra de ingeniería que muestra la maestría de los constructores romanos. Bajo esta cúpula, los visitantes pueden admirar una selección de esculturas que una vez decoraron las termas, devolviendo al espacio parte de su antigua gloria. Entre las piezas expuestas, sobresale la Afrodita de Cirene, una exquisita copia romana de una obra de Praxiteles, realizada en época adriánica. Esta representación de la diosa del amor y la belleza captura la perfección clásica de la escultura griega y su reinterpretación en el arte romano.
También forman parte del museo las estancias que, durante el Renacimiento, fueron utilizadas como almacén de aceite. En la actualidad se utilizan para dar charlas y conferencias.
EL CLAUSTRO RENACENTISTA
El claustro ajardinado de las Termas de Diocleciano es una de las joyas que combina el legado de la Antigua Roma con el genio del Renacimiento italiano. Diseñado como parte de la Cartuja encargada por el Papa Pío IV y ejecutada bajo la dirección de Miguel Ángel Buonarroti, este espacio destaca por su elegante simetría y su atmósfera de recogimiento, un contraste perfecto con la monumentalidad de las termas.
Concebido como un lugar de meditación y contemplación, el claustro está adornado con jardines que proporcionan un entorno sereno y evocador. Sin embargo, lo que verdaderamente lo convierte en un lugar único es su impresionante colección de más de 400 esculturas y relieves, que ofrecen un recorrido por las distintas épocas artísticas de la Antigua Roma. Desde piezas republicanas hasta obras de la época imperial, el claustro presenta un mosaico de estilos y técnicas que reflejan la evolución del arte romano a lo largo de los siglos.
Entre las esculturas expuestas destacan fragmentos de templos, inscripciones y relieves funerarios, así como representaciones de deidades y personajes mitológicos. Cada obra cuenta una historia, conectando a los visitantes con la vida religiosa, política y social de la Roma antigua.
LA IGLESIA DE SAN BERNARDO
En los extremos de la gran exedra de las Termas de Diocleciano se encontraban dos estancias circulares, originalmente diseñadas como bibliotecas en el contexto del complejo termal. Estas estructuras simétricas, un ejemplo de la precisión y funcionalidad de la arquitectura romana, albergaban conocimientos y obras literarias que complementaban el propósito cultural y social de las termas.
En 1598, sobre una de estas bibliotecas circulares, se levantó la Iglesia de San Bernardo alle Terme, un claro ejemplo de cómo las estructuras romanas fueron reutilizadas y adaptadas en siglos posteriores. Esta iglesia, de estilo barroco temprano, conserva la forma circular de la biblioteca original, lo que le otorga una conexión directa con el pasado imperial. En su interior, destaca su elegante cúpula y la sobria decoración que contrasta con la monumentalidad de su arquitectura.
La segunda estancia circular, aunque no fue transformada en un edificio religioso, es aún visible hoy en día al comienzo de la Via del Viminale, sirviendo como un recordatorio tangible del diseño simétrico de las termas y su capacidad para perdurar a lo largo de los siglos.
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Más información. MUSEO NACIONAL ROMANO (Viale Enrico De Nicola, 79. Roma). HORARIOS: Martes a domingo de 9:30 a 19:00. TARIFAS 2025: Adultos... 8€. Acceso combinado a todas las sedes del museo...12 €. WEB: museonazionaleromano
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