Micenas, la legendaria ciudad de Agamenón

Puerta de los leones de Micenas
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Grecia – Peloponeso  /  MYCENAE  (Achaea)

 

Micenas se encuentra en la península del Peloponeso,  a unos 120 km de Atenas, y a 11 km. de Argos. El sitio arqueológico se asienta en una zona montañosa, a 274 m. sobre el nivel del mar, rodeado por el monte Zara y la cadena montañosa de Artemisio, en una ubicación estratégica que domina el fértil valle de la Argólida. Su posición en un promontorio rocoso con vistas a las rutas comerciales clave facilitaba el control de las rutas marítimas y terrestres hacia el Egeo.

El yacimiento arqueológico de Micenas, junto con el de Tirinto, pasó a formar parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1999.

 

HISTORIA DE MICENAS

La ciudad-estado de Micenas se fundó alrededor del 1600 a.C. Fue el epicentro de la civilización micénica, una de las culturas más influyentes de la Edad del Bronce. Alcanzó su máximo esplendor entre los siglos XIV y XIII a.C., cuando la gobernaron una dinastía de reyes poderosos, inmortalizados en los mitos griegos. Homero mencionó a Micenas como la rica ciudad de «Agamenón», el legendario rey que dominó el Mediteráneo oriental y comandó la expedición a Troya.

El declive de Micenas comenzó alrededor del 1200 a.C., probablemente como consecuencia de una combinación de factores, entre ellos desastres naturales, invasiones de los dorios y el colapso del comercio internacional. La ciudad fue progresivamente abandonada hasta desaparecer de los registros históricos hacia el siglo XI a.C., coincidiendo con el inicio de la Edad Oscura griega.

En el siglo II d.C., el viajero Pausanias visitó Micenas. Describió en su obra  cómo la ciudad había caído en ruinas. Los templos y palacios estaban en desuso, y las estructuras monumentales, como la Puerta de los Leones y las murallas ciclópeas, aún eran visibles, pero gran parte del esplendor micénico había desaparecido. Sin embargo, Pausanias quedó impresionado por estas antiguas construcciones, destacando su imponente tamaño y la pericia técnica necesaria para erigirlas. Pausanias relata que los habitantes de la cercana ciudad de Argos habían tomado control del territorio y que los descendientes de los micénicos vivían en áreas cercanas, aunque ya no en la ciudad misma.

Micenas permaneció en el olvido hasta su descubrimiento en 1876 gracias al arqueólogo alemán Heinrich Schielmann.

 

yacimiento arqueológico de Micenas
Micenas (foto: Sergio Geijo)

QUÉ VER EN MICENAS

Micenas es uno de los puntos centrales de todas las visitas turísticas a la región del Peloponeso. Los principales puntos de interés son sus  famosas «murallas ciclópeas», construidas con enormes bloques de piedra, la Puerta de los leones, y sus monumentos funerarios, como las tumbas del Círculo A, el tesoro de Atreo, la tumba de Clitemnestra o la de Egisto.

 

LA PUERTA DE LOS LEONES

Es la entrada principal de la ciudadela de Micenas y uno de los monumentos más icónicos de toda la arqueología micénica. Esta entrada, construida alrededor del 1250 a.C., es un ejemplo magnífico de la monumentalidad de la arquitectura micénica. La puerta está compuesta por dos enormes jambas de piedra y un dintel monolítico que sostiene un relieve triangular, en el cual se ven dos leones erguidos sobre sus patas traseras, enfrentándose con una columna en medio.

El relieve es único en el mundo micénico y es uno de los pocos ejemplos supervivientes de escultura monumental de esta civilización. Los leones (aunque sus cabezas se han perdido) simbolizan el poder y la majestad de los gobernantes micénicos. La entrada no solo era funcional, sino también un mensaje simbólico de la fuerza y seguridad del reino que protegía.

 

Puerta de los Leones en Micenas
Micenas. Puerta de los Leones (foto: Sergio Geijo)

 

LAS MURALLAS CICLÓPEAS

Micenas estaba rodeada por imponentes murallas construidas con gigantescos bloques de piedra que parecen inamovibles, incluso por los estándares modernos. Estas murallas, conocidas como «ciclópeas» debido a su tamaño colosal, debieron de haber impresionado profundamente a quienes las vieron por primera vez, y así lo atestiguan las leyendas que aseguran que solo los cíclopes, gigantes de la mitología, podrían haberlas levantado.

Los bloques de piedra, algunos de más de 10 toneladas, fueron dispuestos de tal manera que aún hoy en día desafían a la gravedad y a los siglos. Las murallas formaban una defensa formidable que rodeaba la ciudadela en sus momentos de máximo esplendor. Mientras se camina por el perímetro de las murallas, se pueden apreciar no solo su magnitud, sino también las vistas panorámicas del valle de Argólida, lo que permitía a los micénicos vigilar el territorio y las rutas comerciales clave.

 

murallas ciclópeas de Micenas
Micenas. Murallas ciclópeas (foto: Sergio Geijo)

 

EL TESORO DE ATREO

Justo fuera de los muros de la ciudadela, a unos cientos de metros de la Puerta de los Leones, se encuentra uno de los monumentos más impresionantes de la arquitectura funeraria antigua: el Tesoro de Atreo, también conocido como la Tumba de Agamenón (aunque no se ha encontrado ninguna prueba que lo vincule directamente con este mítico rey). Este monumento, datado en el siglo XIII a.C., es un tipo de tumba conocida como «tholos», que consiste en una gran cámara circular abovedada bajo tierra.

La tumba tiene un imponente pasillo de entrada (dromos), de 36 metros de largo, que conduce a la entrada monumental, con un dintel que pesa más de 120 toneladas, considerado uno de los más grandes de la Antigüedad. El interior de la tumba es una impresionante cámara de forma cónica que alcanza los 13 metros de altura y más de 14 metros de diámetro. Su diseño abovedado fue una maravilla de la ingeniería, manteniendo su integridad estructural sin columnas interiores.

Originalmente, esta tumba albergaba los restos de algún miembro de la élite micénica, tal vez un rey, y estaría llena de tesoros que demostraban su riqueza y poder. El exterior de la tumba también era espléndido, con decoraciones elaboradas que mostraban la destreza artística de los micénicos.

 

acceso al túmulo del Tesoro de Atreo en Micenas
Micenas. Tesoro de Atreo (foto: Sergio Geijo)
interior del túmulo del Tesoro de Atreo en Micenas
Micenas. Tesoro de Atreo (foto: thehistoryhub)

 

LAS TUMBAS DEL CIRCULO A

Dentro de las murallas de la ciudadela, cerca de la Puerta de los Leones, se encuentra el Círculo A, un conjunto de tumbas reales que fueron descubiertas en el siglo XIX por el arqueólogo alemán Heinrich Schliemann. Estas tumbas pertenecían a la élite micénica, y en ellas se encontraron ricos ajuares funerarios, incluidas armas, joyas, y la famosa Máscara de Agamenón.

Este conjunto funerario se compone de seis tumbas profundas, cavadas en forma de pozos, que datan de los siglos XVI-XV a.C., mucho antes del apogeo de la ciudad. Las tumbas revelaron un impresionante tesoro de objetos de oro y otros materiales preciosos que proporcionaron una visión fascinante sobre las costumbres funerarias y el alto nivel de vida de los gobernantes micénicos. Entre los hallazgos más notables se encuentran las máscaras funerarias doradas, que originalmente se pensó que pertenecían al legendario rey Agamenón, aunque estudios posteriores indicaron que eran anteriores a su época.

 

tumbas reales de Micenas
Micenas. Tumbas reales (foto: Sergio Geijo)

 

LAS TUMBAS DEL CÍRCULO B

El Círculo B está situado fuera de las murallas de la ciudadela y es más antiguo que el Círculo A, ya que data del siglo XVII a.C. Este conjunto contiene 14 tumbas de pozo y se descubrió en 1952. Aunque los ajuares funerarios de estas tumbas no son tan ricos como los del Círculo A, siguen siendo impresionantes e incluyen armas, joyas y artefactos de bronce y oro. Estas tumbas, aunque menos famosas, también pertenecían a miembros importantes de la élite micénica.

 

EL PALACIO

En la cima de la acrópolis se encuentran las ruinas del otrora grandioso palacio micénico. Aunque gran parte de él se ha perdido en el tiempo, los visitantes aún pueden discernir la disposición del gran salón real, el Megarón. Se encuentra en el corazón de la acrópolis y era el centro del poder político y ceremonial de Micenas. El megaron era un gran salón rectangular con un pórtico y una sala de audiencias en su interior, donde probablemente el rey se reunía con sus nobles y tomaba decisiones importantes. Este espacio estaba adornado con frescos y decoraciones de gran colorido, lo que sugiere que era un lugar de lujo y opulencia. El megaron también contaba con un hogar central, rodeado de cuatro columnas, que es característico de la arquitectura palacial micénica. Aunque en la actualidad solo quedan las bases de las columnas y los cimientos del edificio, es fácil imaginar la majestuosidad de este lugar, que era el núcleo del poder real.

 

palacio real o Megaron de Micenas
Micenas. Megaron (foto: PIlar Torres)

 

Cerca del palacio y de las murallas se encuentran restos de los talleres y almacenes que servían para la producción y almacenamiento de bienes, como cerámica, armas y alimentos. Esto demuestra la organización económica de Micenas, que era autosuficiente y capaz de mantener a una población considerable.

 

EL MUSEO ARQUEOLÓGICO

Situado en las inmediaciones del propio yacimiento arqueológico de Micenas, el museo alberga una impresionante colección de artefactos y hallazgos descubiertos en las excavaciones del sitio, ofreciendo una visión completa de la vida y cultura de la civilización micénica, que floreció entre los siglos XVI y XI a.C.

 

 

 VISITAS CERCANAS

El entorno de Micenas ofrece al viajero una concentración excepcional de yacimientos arqueológicos que permiten comprender la evolución de la civilización griega, desde la Edad del Bronce hasta la época clásica y romana. En menos de una hora por carretera pueden recorrerse las principales ciudades de la Argólida y algunos de los lugares más emblemáticos del Peloponeso.

ARGOS

A solo once kilómetros al sur, unos quince minutos en coche, se encuentra Argos, considerada una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo. Su teatro, excavado en la ladera del monte Larisa, es uno de los mayores de Grecia, con capacidad para veinte mil espectadores. Desde la fortaleza medieval de Larisa, que corona la acrópolis antigua, se domina todo el valle de la Argólida.

TIRINTO

A dieciocho kilómetros al suroeste, unos veinte minutos por carretera, se alza Tirinto, fortaleza contemporánea de Micenas, también Patrimonio Mundial de la UNESCO. Sus murallas ciclópeas, de hasta ocho metros de grosor, protegen un palacio micénico que rivalizó en esplendor con el de Micenas. El recorrido por sus corredores abovedados y terrazas permite apreciar la ingeniería defensiva de la Edad del Bronce.

NAUPLIA

Siguiendo hacia la costa, a veintidós kilómetros, unos veinticinco minutos de viaje, se llega a Nauplia, antigua capital de la Grecia moderna. Además de sus fortificaciones venecianas, la ciudad conserva un espléndido casco histórico y el Museo Arqueológico de Nauplia, que expone piezas procedentes de toda la Argólida, entre ellas cerámicas y objetos micénicos de excepcional calidad.

ASINI

A veinticinco kilómetros al sur, alrededor de treinta minutos, se sitúa Asini, mencionada por Homero en la Ilíada. El yacimiento domina el golfo de Argos desde un promontorio sobre el mar, con restos de murallas micénicas y un pequeño museo local. Su emplazamiento ofrece una de las panorámicas más bellas del litoral peloponésico.

EPIDAURO

A treinta kilómetros al este, en un trayecto de unos cuarenta minutos, se encuentra Epidauro, célebre por su teatro, construido en el siglo IV a.C. por Policleto el Joven. Con una acústica perfecta y capacidad para catorce mil espectadores, sigue siendo escenario de representaciones teatrales durante el verano. Junto al teatro se conserva el santuario de Asclepio, dios de la medicina, con templos, tholos y termas de época romana.

NEMEA

Por último, a treinta kilómetros al norte, unos treinta y cinco minutos por carretera, se halla Nemea, conocida por su templo de Zeus y su estadio antiguo, donde se celebraban los juegos panhelénicos en honor al dios. Además de su interés arqueológico, Nemea es una región vinícola de gran tradición, cuyas bodegas pueden visitarse junto al recinto sagrado.

Estos lugares, unidos por carreteras modernas y antiguas rutas que fueron vías de comunicación micénicas y romanas, conforman una de las regiones más ricas de Grecia en patrimonio arqueológico. En torno a Micenas, el viajero puede trazar un recorrido circular que enlaza los mitos homéricos con los templos, teatros y palacios que dieron forma al legado helénico.

 

 

 

MÁS INFORMACIÓN
YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DE MICENAS. (Τ.Κ. 21 200, Mykines. Prefectura de Argólida.)
HORARIOS:  Invierno (1 de noviembre al 31 de marzo): 08:30-15:30. Verano: Abril: 08:00-19:00. 1 de mayo al 31 de agosto: 08:00-20:00. 1 al 15 de septiembre: 08:00-19:30. 16 al 30 de septiembre: 08:00-19:00. 1 al 15 de octubre: 08:00-18:30. 16 al 31 de octubre: 08:00-18:00
TARIFAS 2024: Temporada alta (abril a octubre): 12€. Temporada baja (noviembre a marzo): 6€
CONTACTO:   efaarg@culture.gr
WEB: odysseus

 

FUENTES
Sitios arqueológicos de Micenas y Tirinto. unesco.
Ancient site of Mycenae. greeka.

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