El Foro Boario y la Boca de la Verdad

Publicado el 27 de agosto de 2023. Última actualización el 5 de octubre de 2025.
Entre el Circo Máximo y el río Tíber, al pie del Aventino, se abre la Piazza Bocca della Verità, una de las plazas con mayor concentración de arquitectura romana conservada. En este espacio se encontraba en la Antigüedad el Foro Boario, el más antiguo de los foros comerciales de Roma, dedicado al intercambio de ganado (boarius, “de bueyes”).
El foro limitaba al norte con el Foro Olitorio y el teatro de Marcelo; al noroeste con el Velabro, donde se alzan los arcos de Jano y de los Argentarios; al sur con el Aventino, y al este con el Tíber, junto al que aún se levanta la Isla Tiberina.
QUÉ VER
Los principales monumentos del antiguo Foro Boario son los templos republicanos de Hércules Victorioso y Portunus, ambos extraordinariamente conservados gracias a su conversión en iglesias durante la Edad Media. En el entorno inmediato se encuentran también el Arco de los Argentarios, el Arco de Jano y, por supuesto, la célebre Boca de la Verdad, situada en la fachada de la iglesia de Santa María in Cosmedin.
LA BOCA DE LA VERDAD
Tallada en mármol de Pavonazzo, la Bocca della Verità mide 1,75 metros de diámetro y representa probablemente al dios Océano. Su función original no está clara: pudo formar parte de una fuente monumental o de la cubierta de una alcantarilla vinculada a la Cloaca Máxima, situada a escasos metros.
La tradición medieval le atribuyó un poder sobrenatural: quien introdujera la mano en su boca y mintiera, la perdería. La escultura alcanzó fama mundial tras aparecer en la película Vacaciones en Roma (1953), con Audrey Hepburn y Gregory Peck.

EL TEMPLO DE HÉRCULES VICTORIOSO
De planta circular y columnas corintias, el templo de Hércules Victorioso —también llamado Hércules Olivario— fue erigido hacia el 120 a.C. y financiado por el comerciante de aceite Marco Octavio Herenio, en agradecimiento al dios protector de los mercaderes. Construido en mármol griego, es el templo más antiguo conservado íntegramente en Roma.
Su buena conservación se debe a que en el siglo XII fue consagrado como iglesia bajo la advocación de Santo Stefano delle Carrozze, posteriormente de Santa Maria del Sole.

EL TEMPLO DE PORTUNUS
El vecino templo de Portunus, dios de los puertos fluviales y protector del comercio del Foro Boario, se construyó en el siglo II a.C. sobre un podio elevado y presenta un pórtico tetrástilo de orden jónico. Es uno de los mejor conservados de la Roma republicana.
Convertido en iglesia en el año 872, fue consagrado a Santa Maria Egiziaca y posteriormente cedido al culto armenio por el papa Pío V en 1571. Su restauración en 1920 devolvió al edificio su aspecto original romano.

EL ARCO DE LOS ARGENTARIOS
Erigido en el 204 d.C., el Arco de los Argentarios fue financiado por el colegio de cambistas y comerciantes de ganado (argentarii et negotiantes boarii huius loci) en honor del emperador Septimio Severo y su familia. Tras el ascenso de Caracalla, las figuras e inscripciones de su hermano Geta y de Fulvia Plautila, esposa de Caracalla, fueron eliminadas mediante la damnatio memoriae, un proceso habitual de censura en la Roma imperial.

EL ARCO DE JANO
El Arco de Jano, de planta cuadrifronte, fue levantado hacia el 357 d.C. por iniciativa del senador Memmio Vitrasio Orfito, probablemente en conmemoración de la victoria del emperador Constancio II sobre el usurpador Magnencio. Construido en ladrillo revestido de mármol, sus cuatro frentes albergaban cuarenta y ocho nichos que contenían estatuas. Durante la Edad Media, la familia Frangipane transformó el arco en torre-fortaleza. La estructura superior fue demolida en el siglo XIX, devolviendo al monumento su aspecto original.

LA ISLA TIBERINA Y EL PUENTE ROTO
Desde la Piazza Bocca della Verità, el visitante puede descender hasta el Tíber para contemplar los restos del Puente Emilio (Pons Aemilius), conocido hoy como el Puente Roto. Construido hacia el 241 a.C. para prolongar la Vía Aurelia, fue el primer puente de piedra de Roma. Las crecidas del Tíber dañaron repetidamente su estructura, y las inundaciones de 1598 destruyeron sus últimos arcos. Hoy, su solitario tramo central se eleva como testigo del esplendor de la ingeniería romana.
Frente a él se alza la Isla Tiberina, santuario natural donde se fundó en el siglo III a.C. el Templo de Esculapio, dios de la medicina, sobre el cual se construyó más tarde el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios y la iglesia de San Bartolomé all’Isola.

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