Los guerreros galaicos: señores de piedra de los castros de Galicia y Portugal

Guerrero galaico de Lesenho, Portugal
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En el extremo noroccidental de la Península Ibérica, entre el sur de Galicia y el norte de Portugal, se desarrolló a finales de la Edad del Hierro y la conquista romana, un fenómeno escultórico singular: las estatuas de guerreros galaicos, también conocidas como guerreros lusitano-galaicos o estatuas castreñas (castrexas).

Estas figuras pétreas, talladas en granito y de tamaño generalmente natural o ligeramente superior, representaban a hombres de pie, en posición rígida, armados con escudo y espada corta y ornamentados con torques.

Su distribución se concentra principalmente en los actuales distritos portugueses de Braga, Porto, Vila Real y Viana do Castelo, y en el sur de Galicia, especialmente en Ourense. Su cronología, según los estudios más recientes, abarca desde finales del siglo II a.C. hasta el I d.C., coincidiendo con la progresiva romanización del territorio galaico y con la aparición de castros monumentales como Sanfins, Monte Mozinho o Lesenho.

 

CONTEXTO HISTÓRICO Y CULTURAL

Durante la Edad del Hierro, el noroeste peninsular estuvo ocupado por numerosos poblados fortificados conocidos como castros. Estos pueblos, a menudo identificadas con los antiguos gallaeci y bracari, desarrollaron una cultura material propia —la llamada Cultura Castreña Galaico-Portuguesa— caracterizada por su arquitectura pétrea, su cerámica de producción local y sus símbolos de prestigio.

En los siglos inmediatamente anteriores a la conquista romana, las élites de estos asentamientos comenzaron a consolidar su poder mediante formas visibles de representación, como joyas metálicas (torques, brazaletes), armamento de prestigio y, en ciertos casos, esculturas. Estas manifestaciones coincidieron con la expansión romana hacia el noroeste peninsular y con el proceso de incorporación política al Imperio tras las guerras cántabro-astures (29-19 a.C.).

El fenómeno escultórico de los guerreros galaicos se interpreta, por tanto, como una respuesta local a las transformaciones sociales y políticas derivadas del contacto con Roma. En palabras de Rodríguez-Corral (2012), estas figuras fueron “productos de la negociación simbólica entre las élites indígenas y el nuevo orden imperial”. Representan un modo de legitimar la autoridad dentro de las comunidades castreñas, traducido al lenguaje escultórico con materiales y formas propias del entorno atlántico.

 

guerrero galaico en el Castro do Outeiro Lesenho
Castro do Outeiro Lesenho. Guerrero galaico

 

ARTE Y SIMBOLISMO DE LOS GUERREROS GALAICOS

Los guerreros galaicos se tallaron casi exclusivamente en granito, material abundante y resistente en el noroeste peninsular. Su altura habitual oscila entre 1,5 y 2,2 metros, aunque algunos ejemplares se acercan a los dos metros y medio. Las figuras son de bulto redondo, concebidas para poder verse desde todos los lados, aunque mantienen una disposición frontal, con los brazos pegados al cuerpo, las piernas apenas separadas y una marcada rigidez que elimina cualquier sensación de movimiento. Esa verticalidad no responde a una limitación técnica, sino a una intencionalidad expresiva, centrada en transmitir autoridad y jerarquía.

La talla es cuidadosa con los elementos simbólicos, como el escudo, la espada, el torques o los brazaletes, mientras que los rostros, músculos y manos se representan de forma esquemática.

Hasta el momento, no se han hallado restos de pigmentos o policromía, por lo que se considera que estas esculturas fueron concebidas en piedra desnuda. Algunos investigadores, sin embargo, sugieren la posibilidad de que ciertos elementos —como torques o brazaletes— pudieran estar realzados con color o aplicaciones metálicas, aunque no existen pruebas arqueológicas que lo confirmen.

El atuendo y armamento definen la iconografía de este conjunto escultórico. El guerrero viste un sagum o túnica corta con escote en “V”, sujeta por un cinturón ancho, a menudo formado por dos toros paralelos. En el cuello porta un torques, y en los brazos, brazaletes o viriae, ambos símbolos de rango y distinción. Sostiene una caetra, escudo circular u ovalado, delante del torso o ligeramente ladeado, y en el costado derecho lleva una espada corta o puñal triangular tipo parazolium, suspendido del cinturón. Algunos ejemplares conservan indicios de casco, calzado o polainas, lo que puede ser debido a variaciones regionales o cronológicas.

Algunas esculturas presentan inscripciones latinas grabadas en el escudo o la túnica. Entre ellas destaca la fórmula Malceino Dovilonis f. (“Malceino, hijo de Dovilonis”), que confirma la coexistencia entre la tradición escultórica indígena y las prácticas honoríficas del mundo romano.

En cuanto a su significado y función, la investigación arqueológica ha propuesto tres interpretaciones principales complementarias:

  • Imágenes heroicas o protectoras. Situadas junto a murallas, puertas o áreas de tránsito de los castros, habrían actuado como representaciones tutelares o símbolos de la memoria colectiva del grupo.

  • Retratos de jefes o élites locales. Algunas figuras habrían representado a líderes indígenas o príncipes de los populi reorganizados por Roma, integrando el modelo romano de estatuas honoríficas en el marco simbólico galaico.

  • Símbolos de prestigio e identidad. Otras esculturas funcionaron como expresiones materiales del poder indígena durante la romanización, afirmando la continuidad de las élites locales dentro del nuevo orden imperial.

Ninguna de las esculturas conocidas procede de contexto funerario, lo que descarta una función sepulcral. Su presencia en espacios públicos y accesos monumentales indica un uso cívico y representativo, reforzando quizás a los señores de los poblados en el nuevo contexto del dominio romano.

PRINCIPALES ESCULTURAS Y SU UBICACIÓN ACTUAL 

El corpus conocido de guerreros galaicos alcanza unas treinta esculturas y fragmentos, la mayoría procedentes del norte de Portugal y conservadas en museos de Lisboa, Guimarães, Paços de Ferreira y Penafiel. En Galicia se documentan ejemplares fragmentarios en Ourense y Bande.

LOS GUERREROS DE OUTEIRO LESENHO (BOTICAS, PORTUGAL) 

El castro de Outeiro Lesenho, en el municipio de Boticas (Trás-os-Montes), constituye el único poblado fortificado del Noroeste peninsular en el que se documenta un conjunto de cuatro esculturas de guerreros galaicos. Se hallaron en distintos momentos y fuera de un contexto arqueológico normalizado. Todas las piezas presentan una notable homogeneidad formal, lo que confirma su procedencia común del enclave.

Las primeras dos esculturas, ambas con cabeza conservada, se vieron ya en el siglo XVIII en el adro de la iglesia parroquial de Covas do Barroso y trasladadas poco después a Lisboa. Las otras dos, acéfalas, se hallaron en la cercana aldea de Campos a comienzos del siglo XX, siendo reutilizadas como elementos constructivos. Talladas en granito local, las figuras muestran las características iconográficas canónicas: postura erguida y frontal, sagum corto, cinturón ancho, escudo circular (caetra) sostenido al frente y espada corta colgada al costado derecho. Una de ellas conserva una inscripción latina superpuesta sobre la superficie del escudo.

Según las interpretaciones más recientes (Fonte 2017; Calo Lourido 2003), los guerreros de Lesenho habrían actuado como imágenes heroicas y protectoras, situadas probablemente en áreas de acceso o espacios públicos del castro, integradas en un discurso visual de prestigio y legitimidad durante el proceso de romanización del norte de Portugal.

Ubicación actual: Museu Nacional de Arqueologia, Lisboa.

 

Guerreros galaicos de Outeiro Lesenho
Guerreros galaicos de Outeiro Lesenho (foto: Nailos)

 

GUERRERO DE MEIXEDO (VIANA DO CASTELO, PORTUGAL) 

Procedente del entorno del castro de Meixedo, en el distrito de Viana do Castelo, esta escultura de guerrero galaico tallada en granito se conserva de forma fragmentaria, una parte del tronco y las extremidades inferiores. Perteneció a la familia Rochas desde el siglo XV, época en que sufrió modificaciones visibles, especialmente en el escudo. Aun así, mantiene los rasgos iconográficos esenciales del tipo galaico: túnica corta con escote en “V”, cinturón ancho, brazo derecho apoyado sobre la espada corta y escudo circular (caetra) con umbo destacado.
En su superficie se observan trazas de inscripción latina, que confirman su datación en época romana.

Ubicación actual: Museu Nacional de Arqueologia (Lisboa).

 

EL GUERRERO DE LA CITÂNIA DE SANFINS (PAÇOS DE FERREIRA, PORTUGAL) 

Descubierta el 23 de agosto de 1962 durante las excavaciones dirigidas por Mário Cardozo, esta escultura apareció dentro del recinto amurallado de la Citânia de Sanfins, junto a una de las puertas de acceso occidentales. Es uno de los pocos ejemplares galaicos hallados en contexto arqueológico controlado, lo que permite vincularla directamente al espacio urbano del castro.

Tallada en granito local, mide 1,67 m de altura conservada y representa a un guerrero galaico de postura frontal y erguida, vestido con túnica corta, cinturón, brazaletes, torques y un escudo circular (caetra) sostenido con el brazo izquierdo. El costado derecho conserva restos del relieve de una espada corta tipo parazolium.

Por su buena factura y proporciones equilibradas, se considera uno de los ejemplares más cuidados del conjunto escultórico galaico. Su ubicación original en el castro nos indica que su función era honorífica o protectora, asociada a la monumentalización de los accesos.

Ubicación actual: Museu Arqueológico da Citânia de Sanfins (Paços de Ferreira).

 

guerrero galaico de Citania de Sanfins
Guerrero galaico de Citânia de Sanfins (foto: Rotadoromanico)

 

LOS GUERREROS DE MONTE MOZINHO (PENAFIEL, PORTUGAL) 

En el castro de Monte Mozinho, uno de los asentamientos más monumentales del noroeste peninsular, se han hallado fragmentos escultóricos pertenecientes al menos a una estatua de guerrero galaico. Destacan una pierna completa y la parte inferior del cuerpo de una figura tallada en granito local de grano grueso, con una altura conservada cercana al metro. Los fragmentos se localizaron junto a la puerta principal del recinto amurallado superior, lo que sugiere que la escultura original habría ocupado una posición liminar, posiblemente flanqueando el acceso o marcando un espacio de prestigio en el interior del castro

Ubicación actual: Museu Municipal de Penafiel.

 

guerrero galaico en el museo de Penafiel
Guerrero galaico de Monte Mozinho (foto: Daniel Santos)

 

LOS GUERREROS DE RUBIÁS Y ARMEÁ (OURENSE, GALICIA) 

El guerrero de Armeá conserva únicamente el torso, seccionado bajo el cinto. Esta escultura, del siglo I d.C., representa a un guerrero galaico de pie, con la espada tipo parazolium apoyada sobre un escudo circular liso (caetra) y vestido con sagum corto, brazaletes de varias molduras y cinto formado por dos toros paralelos. La pieza, hallada en Outeiro de Laxe y conservada en el Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense, apareció fuera de contexto arqueológico, reutilizada como material constructivo.

La cabeza de Rubiás, esculpida en granito en el siglo I d. C., muestra ojos almendrados, nariz prominente y torques al cuello, rasgos propios de la estatuaria galaica. Constituye uno de los ejemplos más expresivos del retrato castrexo.

Ubicación actual: Museo Arqueolóxico Provincial de Ourense.

 

guerreros galaicos en el muparq de orense
Guerreros de Armea y Rubiás (foto: muparq Ourense)

 

GUERREROS DE SAO JORGE DE VIZELA Y SANTO OVÍDIO (FAFE, PORTUGAL)

Ambas esculturas fueron documentadas por Francisco Martins Sarmento a finales del siglo XIX y constituyen dos de los mejores ejemplos de la estatuaria galaica del norte de Portugal.

La estatua de São Jorge de Vizela, procedente del adro de la iglesia homónima (Felgueiras), está tallada en granito y representa a un guerrero galaico con túnica corta sujeta por cinturón, portando una espada corta y una caetra (escudo circular) sostenida frente al torso. Aunque incompleta, conserva la proporción característica del tipo, con una altura actual de 1,70 m y una estimada original cercana a 2,40 m.

La estatua de Santo Ovídio, hallada en el castro del mismo nombre (municipio de Fafe), pertenece a la misma tradición escultórica. De unos 2,60 m de altura original, reproduce la postura frontal y hierática propia de las figuras galaicas.

Ambos ejemplares comparten los rasgos iconográficos fundamentales del corpus galaico: sagum corto, cinturón ancho, escudo circular y arma corta, con proporciones rígidas y geometrizadas. Se interpretan como imágenes heroicas u honoríficas erigidas por las élites indígenas en el proceso de aculturación y romanización del Noroeste peninsular.

Ubicación actual: Museu Arqueológico da Sociedade Martins Sarmento de Guimarães.

 

guerreros galaicos en Guimaraes
Guerreros galaicos de Guimaraes (foto: Casa de Sarmento)

 

GUERREIRO DE SÃO JULIÃO (CITÂNIA DE SÃO JULIÃO, VILA VERDE, PORTUGAL)

Descubierta en 1981 durante las obras de acceso a la capilla de São Julião, esta escultura fue hallada en el interior del castro del mismo nombre, en el municipio de Vila Verde (Braga). Tallada en granito local, conserva el torso y el escudo, donde se lee la inscripción latina MALCEINO DOVILONIS F. (“Malceino, hijo de Dovilonis”), una de las pocas fórmulas completas conocidas en este tipo escultórico.
La pieza representa a un guerrero galaico romanizado, con escudo circular y espada corta, y constituye una de las pruebas más claras de la continuidad de la tradición indígena dentro del nuevo marco administrativo romano.

Ubicación actual: Museu D. Diogo de Sousa (Braga)

 

Guerrero galaico de Saio Juliao
Guerreiro galaico de São Julião (foto: Javier Torres)

 

CONCLUSIONES

Las esculturas de guerreros galaicos constituyen un ejemplo excepcional de cómo las sociedades indígenas del noroeste hispano asimilaron y transformaron modelos culturales romanos. A diferencia de otras regiones del Imperio, aquí la estatuaria no surgió como importación directa de talleres mediterráneos, sino como reelaboración local de una tradición escultórica autóctona.

El uso del granito, la simplificación formal y la insistencia en los atributos bélicos remiten a un universo simbólico propio. El hecho de que varias figuras lleven inscripciones latinas indica que su producción se mantuvo activa incluso tras la implantación administrativa romana, adaptándose a los nuevos códigos del poder provincial.

Estas estatuas constituyen, además, una de las primeras manifestaciones del retrato público en el ámbito atlántico europeo, representando el tránsito entre el héroe tribal y el ciudadano del Imperio. Su estudio permite comprender mejor los procesos de aculturación en los márgenes del mundo romano.

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FUENTES PRINCIPALES
Quesada Sanz, F. (2003). Mirrors in Stone: The Representations of Warriors in the Castro Culture. Madrider Mitteilungen, 44, 87-112.
Rodríguez-Corral, J. (2012). Los guerreros galaicos: iconografía, ideología y poder en la cultura castrexa. Archivo Español de Arqueología, 85, 198-212.
Alarcão, J. de (2003). Os príncipes galaicos e os guerreiros lusitanos: poder e imagem no Noroeste peninsular. Conimbriga, 42.
Calo Lourido, F. (2003). Arte castrexo e romanización no Noroeste peninsular. Universidade de Santiago de Compostela.

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