LONGMEN. LA PUERTA DEL DRAGÓN

Cueva de Longmen. La Puerta del Dragón
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China – Henan

 

logotipo de la lista del patrimonio mundial de la unesco

Las Cuevas de Longmen, cuyo nombre significa literalmente “la puerta del dragón”, se encuentran excavadas en los acantilados de piedra caliza que flanquean el río Yi, a unos 12 kilómetros al sur de la antigua capital imperial de Luoyang, en la provincia de Henan. Este lugar no fue elegido al azar: en la tradición china, los dragones viven entre montañas y ríos, y esta combinación de naturaleza y espiritualidad hacía del lugar un enclave perfecto para un gran proyecto sagrado.

Longmen, junto con los conjuntos de Mogao (Dunhuang) y Yungang (Datong), forma la tríada sagrada del arte rupestre budista en China. Sin embargo, mientras Dunhuang está en pleno desierto y Yungang fue tallado bajo fuerte influencia india y centroasiática, Longmen representa la sinización definitiva del arte budista: aquí, Buda ya tiene rostro chino, y el arte se adapta a los cánones propios del mundo imperial Han.

Desde el año 2000, las Cuevas de Longmen forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Cuevas de Longmen
Cueva de Fengxian (foto: drnan tu)

HISTORIA DE LAS CUEVAS DE LONGMEN

La construcción de las cuevas comenzó en el siglo V d.C., durante el reinado de la dinastía Wei del Norte (386–534 e.c.), una época en la que el budismo, llegado desde la India a través de la Ruta de la Seda, ganaba fuerza en el norte de China. Tras haber trabajado en las cuevas de Yungang, los artesanos y monjes se trasladaron a Luoyang, capital del imperio en aquel momento, para comenzar una nueva empresa espiritual y artística: Longmen.

Durante los siglos siguientes, especialmente bajo la poderosa y refinada dinastía Tang (618–907 e.c.), las cuevas se multiplicaron y alcanzaron su máximo esplendor. El arte budista evolucionó desde la influencia centroasiática y rígida de los primeros tiempos hacia un estilo más naturalista y sinizado, plenamente chino. Fue entonces cuando la corte imperial, y en especial la legendaria emperatriz Wu Zetian, financió algunas de las obras más colosales y simbólicas del conjunto.

Longmen no fue solo un lugar de culto: también fue un instrumento de legitimación política y cultural. A través de las imágenes del Buda, de sus protectores y bodhisattvas, los emperadores proyectaban su conexión con lo divino, su poder cósmico y su papel como guardianes del dharma.

Buda de Longmen
Buda Vairocana (foto: larique)

LAS CUEVAS DE LONGMEN

Consideradas una de las grandes joyas del arte rupestre de Asia, junto a las cuevas de Mogao (Dunhuang) y Yungang (Datong), Longmen alberga más de 2.300 grutas y nichos, 40 pagodas, 2.800 inscripciones y cerca de 110.000 estatuas budistas. Desde minúsculas figuras hasta colosos tallados en roca viva, este enclave es mucho más que un yacimiento arqueológico: es una manifestación sublime del arte, la fe y el poder imperial de la antigua China.

Al llegar a las Cuevas de Longmen, el visitante se encuentra con un escenario impresionante: más de un kilómetro de acantilados a ambos lados del río Yi, cubiertos por miles de cavidades excavadas en la roca caliza. En el lado occidental se concentran la mayoría de las grandes grutas con esculturas monumentales, mientras que en el lado oriental hay numerosas cavidades más pequeñas, muchas de ellas con inscripciones, estelas y relieves.

Las cuevas no son iguales: varían en tamaño, forma y función. Algunas eran santuarios privados financiados por nobles o funcionarios; otras fueron proyectos estatales que reflejan la devoción de la corte imperial. En todas ellas se aprecia una evolución artística que va desde el hieratismo de las primeras figuras, con clara influencia india y centroasiática, hasta la serenidad majestuosa de las esculturas de época Tang.

Además del valor escultórico, las inscripciones votivas de Longmen son un tesoro para la historia de la lengua china. Muchas están fechadas y firmadas, lo que permite conocer los nombres de los donantes, sus cargos, oraciones y motivos. Algunas estelas contienen caligrafía de gran belleza, como la famosa “Inscripción del Templo de Yi Que”, atribuida al calígrafo Ouyang Xun.

LAS PRINCIPALES CUEVAS DE LONGMEN

El conjunto se extiende a lo largo de más de un kilómetro, en ambas orillas del río Yi:

  • En el lado oeste (monte Longmen) se concentran las grutas más espectaculares y de mayor tamaño.

  • En el lado este (monte Xiangshan) se encuentran grutas más pequeñas, templos, nichos votivos e inscripciones caligráficas.

  • Varios puentes y senderos permiten cruzar de un lado a otro, con excelentes vistas sobre el paisaje y el arte esculpido.

 

CUEVA DE FENGXIAN (奉先寺)

Época: Dinastía Tang (siglo VII)
Obra maestra: El Buda Vairocana, de 17,14 metros de altura

Es sin duda la joya de Longmen. Excavada en tiempos de la dinastía Tang y patrocinada por la poderosa emperatriz Wu Zetian, esta cueva-santuario está completamente abierta al exterior, como un teatro pétreo tallado en el acantilado.

En el centro se alza majestuoso el Buda Vairocana, símbolo de la sabiduría cósmica, rodeado por un conjunto de figuras que forman un mandala esculpido en piedra. Se dice que los rasgos del Buda podrían estar inspirados en la propia Wu Zetian, como forma de legitimar su poder casi divino.

Cuevas de Longmen
Cueva de Fengxian (foto: Nicolas Oddo)

A ambos lados lo acompañan:

  • Bodhisattvas con ropajes y adornos exquisitos

  • Arhats (discípulos iluminados)

  • Lokapalas (guardianes del mundo)

  • Dvarapalas (guardianes de la puerta), con expresiones coléricas

Todo el conjunto transmite una serenidad colosal, con un estilo maduro, naturalista y majestuoso, típico del arte Tang.

Cueva de Longmen
Cueva de Fengxian (foto: larique)

 

CUEVA DE GUYANG (古阳洞)

Época: Dinastía Wei del Norte (siglo V)
Importancia: La más antigua del conjunto

Situada en el lado oeste, esta cueva es fundamental para entender el origen de Longmen. Fue una de las primeras excavadas por encargo imperial, y es un modelo del arte budista temprano en China. Sus estatuas son más esbeltas y rígidas, con claras influencias indias, centroasiáticas y del arte de Yungang.

En sus paredes hay inscripciones votivas firmadas, muchas de ellas fechadas, lo que la convierte en una fuente de información histórica invaluable. También contiene algunos de los primeros ejemplos de caligrafía china rupestre.

Cueva de Guyang con inscripciones votivas

 

CUEVAS DE BINYANG (宾阳洞)

Época: Wei del Norte y Sui (siglos VI–VII)
Curiosidad: Tres cuevas excavadas para honrar al emperador

Este conjunto está formado por tres cuevas principales:

  • Binyang Central: Mandada construir por el emperador Xuanwu para honrar a su padre. La figura central de Buda está flanqueada por bodhisattvas y discípulos.

  • Binyang Norte y Sur: Más pequeñas, con imágenes similares y gran riqueza decorativa.

Estas cuevas destacan por su transición estilística: combinan elementos del arte rígido del periodo Wei con una suavidad creciente que anticipa el esplendor Tang. Sus relieves son minuciosos, y sus proporciones, cada vez más refinadas.

Cuevas de Binyang
Cueva de Binyang Norte (foto: Gary Todd)

CUEVA DE WANFO (万佛洞)

Época: Dinastía Tang
Características: Miles de pequeñas imágenes en nichos

Esta cueva es conocida como La cueva de los 10.000 Budas. Recibe su nombre por la increíble cantidad de Budas tallados en sus muros, cada uno con gestos diferentes. La figura principal está rodeada de pequeñas representaciones en múltiples niveles, lo que crea un efecto visual hipnótico. El objetivo era representar la infinitud de la sabiduría y la compasión del Buda.

Cueva de Wanfo

CUEVA DE LIANHUA (莲花洞)

Época: Dinastía Wei del Norte
Elemento único: Un loto esculpido en el techo abovedado

Conocida como La cueva del loto. El elemento más llamativo de esta cueva no es una estatua, sino una flor de loto tallada en el techo, símbolo budista por excelencia, representando la pureza que nace del barro del mundo. Esta imagen domina el espacio desde el centro, como si todo girara en torno a la iluminación.

cueva del loto, una de las cuevas de Longmen
Cueva de Lianhua (foto: Brent Miller)

 

RECORRIDO RECOMENDADO

Para disfrutar plenamente de la visita, lo ideal es empezar por el lado oeste, donde se encuentran las cuevas monumentales como Fengxian, Guyang y Binyang. El visitante puede ir ascendiendo por los senderos esculpidos en la roca, deteniéndose en los miradores que ofrecen vistas espectaculares sobre el río y las esculturas colosales.

Luego, cruzando uno de los puentes sobre el río Yi, se llega al lado este, más tranquilo, donde predominan los nichos pequeños, los templos y las estelas epigráficas. Aquí se encuentran también el Templo de Xiangshan y el Mausoleo del poeta Bai Juyi, un rincón ideal para la contemplación antes de terminar la jornada.

templo de Xiangshan
Templo de Xiangshan (foto: Gary Todd)

CONSEJOS PRÁCTICOS PARA VISITAR LAS CUEVAS DE LONGMEN

Las cuevas se encuentran a unos 12 kilómetros al sur de Luoyang, en la provincia de Henan, una de las antiguas capitales imperiales de China. El conjunto se extiende a lo largo del río Yi, en ambos márgenes: el monte Longmen al oeste y el monte Xiangshan al este.

La ciudad más cercana es Luoyang, una de las antiguas capitales imperiales de China. Desde su centro o desde la estación del tren de alta velocidad (Luoyang Longmen), un breve trayecto en taxi —de unos veinte minutos— te llevará hasta el acceso principal del yacimiento. También es posible tomar un autobús urbano (líneas 81, 53 o 60) o, si el clima es amable, llegar en bicicleta, bordeando el río Yi.

Para los viajeros que vienen desde otras ciudades como Pekín, Xi’an o Zhengzhou, el tren bala ofrece una conexión rápida y eficiente. Si vuelas, el aeropuerto local de Luoyang Beijiao o el internacional de Zhengzhou serán tus puntos de partida.

Longmen abre sus puertas habitualmente entre las 8 de la mañana y las 6 de la tarde, aunque conviene confirmar los horarios según la estación del año. La entrada da acceso no solo al conjunto de cuevas, sino también al Templo de Xiangshan y al Mausoleo del poeta Bai Juyi, dos lugares que bien merecen una pausa contemplativa.

Para recorrer todo con tranquilidad, lo ideal es reservar entre dos y cuatro horas. Si eres amante del arte, la fotografía o la historia, es muy probable que acabes dedicándole medio día completo, o más.

Si puedes, evita las horas centrales del día, entre las 10:00 y las 14:00, especialmente los fines de semana o en temporada alta. Las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde ofrecen no solo menos visitantes, sino también una luz magnífica para disfrutar de los relieves, sobre todo en el lado oeste, donde el sol del atardecer acaricia las esculturas.

 

MÁS INFORMACIÓN
Longmen Grottoes. unesco.
Grutas de Longmen. thechinajourney

 

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