EL CASTRO DE IRUEÑA. ENTRE LOS VETONES Y ROMA

Castilla y León – Salamanca
En el suroeste de la provincia de Salamanca, a unos cinco kilómetros de Fuenteguinaldo, se alza el Castro de Irueña, un yacimiento arqueológico que ofrece una ventana única a la historia de los vetones y su posterior romanización. Situado en una plataforma elevada formada por la confluencia del río Águeda y el arroyo Rolloso, este enclave estratégico fue habitado desde la Segunda Edad del Hierro y continuó siendo relevante durante la época romana y medieval.

HISTORIA DEL CASTRO DE IRUEÑA
Los vetones, pueblo celta asentado en la península ibérica, eligieron este espigón natural como lugar de asentamiento en los siglos VI-V a.C. La posición geográfica del castro, rodeado por barrancos y cursos de agua, ofrecía defensas naturales que complementaban las murallas de mampostería de pizarra construidas por sus habitantes. Estas murallas, de aproximadamente 2 km de perímetro, protegían un área de unas 14 hectáreas, convirtiéndolo en uno de los enclaves fortificados prerromanos más extensos de la provincia de Salamanca.
Con la llegada de los romanos, Irueña fue romanizada, conocida como Vrvnia, alcanzando el rango de municipium durante el Alto Imperio. Se han hallado restos constructivos y elementos arquitectónicos que evidencian la importancia del lugar en esta época.
Durante la Edad Media, el castro continuó siendo habitado, y en 1168, el rey Fernando II de León donó el lugar al obispo de Ciudad Rodrigo.
Tras siglos de abandono y olvido, el castro despertó la atención de la arqueología a principios del siglo XX, siendo declarado Bien de Interés Cultural en 1931. Las primeras excavaciones arqueológicas se realizaron entre los años 1933 y 1934. En 2016 se iniciaron nuevas campañas arqueológicas con las que se espera continuar descubriento la historia de este excepcional lugar.

QUÉ VER EN EL CASTRO DE IRUEÑA
La visita al Castro de Irueña permite al visitante adentrarse en un entorno natural y arqueológico de gran valor. El recorrido de casi dos kilómetros de distancia, debidamente señalizado, ofrece la posibilidad de explorar las culturas romana y vetona. Esta ruta circular une los principales elementos arqueológicos del castro.
Entre los elementos más destacados se encuentras las murallas defensivas, diversas estructuras romanas, varias necrópolis y la escultura verraca conocida como la Yegua de Irueña.
LAS MURALLAS DEFENSIVAS
Se conservan restos de las imponentes murallas de mampostería que rodeaban el castro, adaptadas al terreno. El perímetro amurallado se extiende a lo largo de aproximadamente 1.822 metros, rodeando una superficie cercana a las 14 hectáreas, lo que convierte a Irueña en uno de los castros prerromanos más extensos de Salamanca. Se construyeron principalmente con lajas de pizarra dispuestas en seco, sin el uso de argamasa, alcanzando un grosor de tres metros en algunos de sus tramos. Aunque la altura original de las murallas es motivo de estudio, se han encontrado secciones que conservan hasta dos metros de alzado, sugiriendo que pudieron ser aún más elevadas en su época de esplendor.
La ubicación estratégica del castro, en un espigón natural flanqueado por el río Águeda y el arroyo Rolloso, proporcionaba defensas naturales en tres de sus lados. Sin embargo, los vetones decidieron reforzar todo el perímetro con estas imponentes murallas.

LA YEGUA DE IRUEÑA
En uno de los extremos del castro, una figura zoomorfa de granito nos observa desde hace más de dos mil años. Se trata de un verraco vetón, probablemente un bóvido, aunque la tradición popular lo ha bautizado como “la Yegua de Irueña”. Mide más de dos metros de largo y fue restaurado en 2016. Como otras esculturas similares repartidas por Ávila, Zamora o Salamanca, su función aún no está clara: ¿protección del ganado? ¿marca territorial? ¿símbolo religioso? Sea cual fuere su significado, se trata de una de las esculturas más representativas de la cultura vetona en la provincia.

ESTRUCTURAS ROMANAS
En el corazón del yacimiento se encuentra una gran construcción rectangular de 23 por 15 metros, conocida como «El Palacio» o «La Plaza«. Este edificio reutiliza elementos arquitectónicos de un templo romano, como basas y tambores de columnas, lo que sugiere su importancia en la vida pública de la ciudad. Posteriormente, este espacio fue reutilizado como necrópolis en época medieval, evidenciado por la presencia de sarcófagos monolíticos de granito y enterramientos en fosas.

En la zona conocida como «La Calle» se ha identificado un canal de desagüe de grandes dimensiones, posiblemente vinculado a un edificio público de relevancia. Este tipo de infraestructuras son indicativas de una planificación urbana avanzada y del desarrollo de sistemas de saneamiento en la ciudad romana.

En las proximidades del castro se halló en 2010 un miliario dedicado al emperador Augusto, datado entre el 16 a.C. y el 6 a.C. Tallado en granito, mide aproximadamente 2,38 metros de altura. Este hallazgo sugiere la existencia de una vía romana que conectaba Irueña con otras ciudades del imperio, destacando su integración en la red de comunicaciones romanas. Actualmente se exhibe en el patio oeste del Museo de Salamanca.
OTROS LUGARES DE INTERÉS
En un radio de 50 km. desde el Castro de Irueña, os proponemos otros destinos arqueológicos que complementen y enriquezcan la visita a esta zona salmantina.
Siega Verde
Situado en Villar de la Yegua, a unos 30 km de Irueña, este sitio arqueológico al aire libre alberga más de 500 grabados rupestres del Paleolítico Superior, representando animales como ciervos, caballos y uros.
Castro de Las Merchanas
Ubicado en Lumbrales, a unos 40 km, es otro castro vetón que ofrece estructuras defensivas y viviendas, así como un entorno natural de gran belleza, dentro del Parque Natural de Arribes del Duero..
Castro de Saldañuela
Cerca de Bermellar, a unos 35 km, este castro vetón se encuentra en una meseta flanqueada por el río Huebra, con murallas de granito y estructuras internas visibles.
MÁS INFORMACIÓN Turismo de Castilla y León. turismocastillayleon Ayuntamiento de Fuente Aguinaldo. aytofuenteaguinaldo